27 de junio de 2020

La noche mágica

Ratón había sido invitado a una particular fiesta. Desde que Garrampas partiera hacia el bosque y decidiera vivir con nuevos amigos, apenas se habían visto, por eso recibir aquella invitación le llenó de felicidad. La sabía muy feliz y, aunque la echaba de menos, reconocía que el cambio le había ido muy bien. 
No tenía que llevar nada pero no le parecía bien ir con las manos vacías mas no sabía qué. Suspiró hondo antes de ponerse a dar vueltas sin sentido.

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—Seguro que hay comida para dar y regalar. Además, no soy un buen cocinero y las tartas me salen mal —se decía mientras parecía buscar algo que no encontraba —¿Qué estoy buscando? —Se le había ido el santo al cielo. Se movía porque no tenía otra cosa que hacer—. Y si llamo a Garramipitas... —dudó—. Sé qué me dirá. A ver si Qamar tiene alguna idea... —¡Elioooooooooo! —gritó varias veces.
—Dime, Ratón, ¿qué problemas tienes ahora?
—Perdona, Elio, pero,  ¿puedes avisar a Qamar, por favor?
—No sé si estará cerca. Hoy tiene la noche un poco liada.
—Lo sé, pero si puedes hacerme ese favor.
—La avisaré. Cuídate, Ratón.

Elio salió en busca de Qamar que la encontró acicalándose los cabellos mientras algunas estrellas revoloteaban cerca intentando prenderse a su pelo. Se hizo una trenza de rizos y voló en un plis plas hasta la ventana de Ratón.

—¡Gracias por venir! ¡Gracias por venir! —repitió Ratón en cancioncilla.
—Tranquilizate, Ratoner. Dime, ¿qué te pasa? Me ha dicho Elio que estás muy nervioso.
—Sí, pasa y siéntate. Te daré un poco de limonada fresquita.
—No puedo quedarme mucho rato, pero te agradezco el ofrecimiento. Dime qué ocurre...

Ratón le contó aquel grave problema que tenía. Qamar se sonrío y negó con la cabeza. Su amigo se ahogaba, a veces , en un vaso de agua.

—Ratón, es una fiesta de amigos. Estarán todos los habitantes del bosque y sus invitados más cercanos. No tienes que hacer ni llevar nada especial pero comprendo que desees agasajar, al menos, a Garrampas. —Ratón asintió.
—No se me ocurre nada.

Qamar estuvo pensando un rato. Tenía ya una idea pero le gustaba observar la impaciencia de Ratón y le hacía gracia aquella posturilla que adoptaba cuando estaba esperando una respuesta. Respiraba profundo y dejaba caer la barbilla sobre sus manitas. Pestañeaba como si eso hiciera que los pensamientos fueran más serenos o que las ideas llegaran antes.

—Busca un tarro bonito y que tenga tape. Cuando vayas al bosque por la tarde y camines por el sendero de Los Pétalos debes fijarte muy bien porque hoy, solo hoy, florecen unas plantas que parecen hierbas el resto del año. Debes estar atento porque son muy sutiles y delicadas. Las reconocerás ya que desprenden una luz muy especial y sueltan como un polvo brillante que parece luciérnagas. Con cuidado, acerca el tarrito y deja que se vaya llenando. Lo cerrarás con cuidado y le pondrás este lazo —dijo, entregándole un pequeño rayo de luna—. Estaría bien escribirle algo bonito y dárselo cuando se lancen al cielo los farolillos de los deseos. Dile que pida un deseo y le das el tarrito.
—¿Y qué tienen esos polvitos? 
—Son magia, Ratoner. Sirven para curar las heridas del alma por eso la flor es tan rara.

Ratón se quedó muy callado. Y muy quieto mientras contemplaba el lazo en sus manos.

—Gracias, Lunita. Muchas gracias. Será un regalo muy bonito. Seguro que le gustará.
—Claro. ¿A quién lo le gusta un regalo mágico? —sonrió.
—¿Qué harás tú esta noche?
—Estoy escondida estos días así que estaré tranquila pero después de los farolillos me iré a la Torre Guirnalda... ¡¡Iluminaré todo el bosque y celebraré la noche más corta con todos vosotros!! ¿Qué te parece?
—Bien. Los humanos se van a llevar un buen susto —sonrió porque cuando la luna se esconde es que nadie la ve—. ¿Y Elio? No tenía muy buen humor.... o me lo ha parecido.
—Ya sabes que a él estas cosas no le hacen mucha gracia. Él hace lo que tiene que hacer y ya está. —Ratón se encogió de hombros.
—De acuerdo —sonrío Qamar sin ver un gran entusiasmo en su amigo. Sabía que sus pensamientos estaban en otro lugar. —He de irme, Ratoner. Nos vemos esta noche. ¡y no olvides tu flautín!— dijo, saliendo sin que Ratón se diera cuenta.

A la hora prevista, Ratón cogió su flauta y el tarrito de cristal y partió hacia el Bosque Imaginado montado en su bicicleta de tres ruedas. Estaba más lejos de lo que pensaba pero se sintió tranquilo cuando por fin pudo entrar. Siguió el sendero que le había indicado Qamar y no dejó de mirar de un lado a otro esperando hallar la flor rara. Poco antes de llegar al cruce, ahí, entre las maleza, percibió una luz, muchas luces...

—¡Es verdad!, parecen luciérnagas.

Era una flor muy sencilla, con pocos pétalos pero era tan brillante que por un momento pensó que eran rayos de sol plateados. Se acercó con cuidado y colocó el tarro. Poquito a poco aquel polen fue cayendo dentro. Se sentía feliz. Había logrado dar con la flor y sería un magnífico regalo para Garrampitas.

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Aquella parte del Bosque Imaginado había sido un no parar con los preparativos. Los ratones por un lado. Los pájaros por el otro. Los gatos parecían pollos sin cabeza y en aquel bosque, al que llamaban Imaginado, porque pasaba de todo y a veces de nada, había semejante algazara que Elio, el sol sin h, y Qamar, la luna que se viste de azul, se miraban el uno al otro como si no entendieran algo que siempre pasaba en vísperas de aquella especial noche. Un caos muy bien organizado.

Los humanos la llaman Noche de san Juan y la celebran con ritos paganos y hogueras. En el Bosque Imaginadola noche de los farolillos, y en este Universo Azul, cualquier nombre con misticismo, con magia, con sonrisa..., es bonito. Qamar diría que al agua de la luna. Elio es mucho más práctico y a él le parece que es un motivo más de fiesta para unos y unas horas más de trabajo para él. Ese rumor ancestral que le hacía enamorado de la Tierra y que se negaba a abandonarla no iba con él. Por esta idea se celebraba ese amor con hogueras. Tonterías, decía. El que no tiene nada que hacer... Para él no era más que un cuento chino.

Ratón dejó atrás el cruce y, un poco más allá, ya pudo escuchar la algarabía del bosque. Los árboles estaban adornados con cientos de guirnaldas de flores de todos los colores e iluminados por otras tantas estrellas que tintineaban. Todo estaba casi preparado. Saludó a un montón de animalitos antes de encontrarse con Garrampas que portaba una preciosa tarta de frambuesas silvestres.

—¡Ratón, mi querido Ratón!
—¡Garrampitas!

Garrampas pasó la tarta a una vecina y se fundió en un gran abrazo con Ratón.

—¡Qué alegría que hayas podido venir!
—No podía faltar a la fiesta. ¡Me he traído la flauta!
—¡Genial!
—Estás muy guapa. —Estaba preciosa con su lazo en la cabeza y su vestido de flores. 
—Gracias —dijo Garrampas notando que se le subían los colores. —Ven, te presentaré a todos.

Y así fue como Ratón conoció a los amigos del bosque y con los que Garrampas hacia nueva vida. Ahí estaba Éldelpan —este nombre le hizo mucha gracia—, el cocinero del Árbol y que era primo hermano de Eldelvino. Éldelsol, el astrónomo digital que escuchaba a las estrellas y un largo etcétera de amigos ratunos con los que Ratón entabló una bonita amistad.

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Poco después conoció a Sandra, la salamandra y a Juanita, la ranita que nació en un caldero mágico, por eso su piel es fluorescente. A Lor y Enzo, los primos erizos y Crispín, el puercoespín. Incluso a Pim, Pam, Pum, las tres pulgas que habían hecho voto de no picar y optado por ser vegetarianas. Bruno y Liz, el búho y la lombriz. Eneco, el conejo. Torcuato, el pato del cuarto. Y no podía dejar de conocer a Amancio que era tan sabio como mancio*, pero un encanto de escarabajo. A Ulrico que se creía el más rico del bosque porque era una fiera almacenando semillas.  Y a Blas, Plas y Zas, unos dragones de agua que le contaban chistes a Huga, la tortuga. Tingo, Tango y Pilla, los trillizos ardilla que jugaban al pilla pilla con Lafi, Pafi y Mifi, las mofetas felices. Teo y Doro, el zorro y el lobo.
Pero con quien se rio mucho fue con Ratonlab, un auténtico ratón cuántico del que no entendía nada pero le resultaba de lo más gracioso. Y estos le presentaban a otros amigos, y estos a otros... hasta que hubo un momento en que ya no sabía quién era quién.

Todos juntos se sumaron a la gran cena. Disfrutaron de todas aquellas viandas: canapés de higo, tortilla de calabacín, tartas de arándanos, de fresas silvestres, zumo de campanillas, néctar de jacintos, tartaletas de miel y queso.... ¡Para chuparse los dedos! Pocas veces Ratón había sido tan feliz.

A eso de media noche, todos se reunieron en la pequeña explanada de las Ranas Azules, que ni eran azules ni había ranas por eso también la llamaban de las dos mentiras. Prepararon sus farolillos, con sus deseos y en ese momento, mientras Garrampas se disponía a escribir el suyo, Ratón le entregó el frasquito de polen mágico.

—¡Es precioso, Ratoner! ¿Qué es?
—Tu regalo. Es algo mágico. Qamar me ha dicho que cura las heridas del alma, que es de una flor muy rara.
—He oído hablar de ella pero pensé que era una leyenda. ¿De verdad es polvo de la flor de la luna?
—No sé cómo se llama pero sí, debe ser.
—Gracias, Ratoner. Muchas gracias.

Garranpas saltó sobre él, abrazándolo con tanta fuerza que estuvieron a punto de caer. Su farollilose soltó y voló hacia el cielo estrellado sin deseo alguno. Ratón vio como ascendía sin poder hacer nada. Prefería seguir sintiendo el abrazo de su querida amiga. Miró al cielo antes de cerrar los ojos. Qamar, montada en su carruaje, se apartó el velo negro y le sonrió antes de desaparecer tras las estrellas. Ese sería su farolillo. No precisaba escribir deseo alguno.

Si la luna viajara / Paula Belle Flores

—He perdido mi farollilo —dijo Garrampas observando cómo se perdía de vista. Ratón sonrió y, alargando la mano, le ofreció el suyo.
—Está aquí.
—Escribiremos nuestros deseos juntos, ¿te parece, Ratoner?
—Por supuesto.

Aquella noche fue mágica, pero de las de verdad, de las que todo es posible. Para Ratón fue muy especial y fue muy muy muy feliz, tanto que aún tocaba su pícolo cuando Elio le sorprendió tirándolo de los bigotes.

  • Mancio, en aragonés, viene a ser una persona, también se puede decir de un animal, muy tranquilo, con poca energía... como que le falta un poco de sangre. Que no tiene rasmia.


14 comentarios:

  1. Wau que lindo cuento, ese ratón y todos sus amigos, que la magia nos acompañe siempre, es algo maravilloso leer un cuento se tenga la edad que se tenga te hace sentirte como un niño, y esa es la verdadera magia. Gracias Mag por un espacio para soñar .Besos mágicos para todo este día y parte de los siguientes.

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    1. ¡Qué bonito es saber que los cuentos no tienen edad, Campi! Saber que se puede disfrutar de la magia en cualquier momento y que transmite y recibe sentimiento.
      Un beso enorme, Campi, y mil gracias.
      Me quedo con esos besos tan especiales. Los míos, luneros :-9 o lunáticos... Qamarbesis :-)

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  2. Querida Qamar

    Ahora ya no sé si soy Ratón o Ratoner. Pero como ambos debemos ser cuánticos, tampoco importa demasiado.

    Besitos

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    1. Eres Ratón-er aquí y en toda la tierra de garbanzos pero, vamos, que sí que tiene igual que igual da:-9 Siempre serás tú, mágicamente, tú:-)
      Un besito.

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  3. Me ha encantado! Un mundo maravilloso que bulle en tu imaginación y entre tus dedos! Qué bonito! Es realmente mágico este espacio! Volver a ese momento absolutamente maravilloso de la inocencia!
    besos enormes!

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  4. Dan ganas de quedarse en ese bosque tan lleno de magia rodeado de esos amigos y disfrutando de la limonada que no puede faltar en una fiesta así. Admiro tu imaginación inagotable para crear tantos personajes e historias.

    Beso dulce Mi Estimada Magda y dulce fin de semana.

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  5. Lo he disfrutado mucho, Mag... todo un mundo mágico donde tú nos has invitado, introducido y presentado toda la magia que has creado. No sé qué decirte... pero me has dejado muy impresionada ante este cuento tan lleno de personajes a cual más cargado de fantasía. TE FELICITO.

    Mil besitos con mucho cariño, preciosa y muy feliz finde ♥

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  6. Que lindo cuento, una historia fabulosa llena de magia, admiro tu creatividad pero sobre todo tu sensibilidad, esa que transmiten tus escritos, dejan paz en el alma, un abrazo Mag

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    1. Hola, Jorge.
      ¿Qué sería de nosotros sin un poco de magia?
      Gracias por sentir que aquí reina y por lo que dices sobre mi sensibilidad pero sobre todo, saber que venir aquí, tú, o cualquiera de las personas que se acerquen y que sientan esa paz.
      Un fuerte abrazo y un beso enorme.

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  7. Hola Mag cariño , no sabes como he disfrutado de este cuento de las aventuras de ratón
    es muy tierno y bonito , y las fotos y ilustraciones también lo son , me a gustado mucho
    te deseo una feliz noche , y mejor fin de semana , besos de flor.

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    1. Tú que eres todo dulzura, dulzura expresas con tus palabras.
      Que tengas una bonita semana y la disfrutes mucho.
      Besitos.

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  8. Un cuento fantástico en todos los sentidos.
    Besos.

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    1. Muchísimas gracias, Alfred, porque los cuentos no son lo mío. Por eso esto son nocuentos pero si gustan, yo encantadísima de la vida y más feliz que una lombriz.
      Un beso.

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  9. Agradezco muchísimo tus palabras :-) niña.
    Ese es Ratón porque si vieras a Garrampas, te da un subidón de ternura.
    Besitos.

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Escribir desde el alma del niño que habita dentro nuestro es abrir las alas del adulto que somos.
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