31 de marzo de 2021

El gigante de Sallent


De nombre, Fermín Arrudi Urieta, un ilustre altoaragonés, nacido en un pequeño pueblecito de la montaña, muy cerca de donde yo vivo, llamado Sallent de Gállego de donde procede su sobrenombre: O chigán de Sallén. Vino al mundo un 5 de julio de 1870. Un bebé como otro cualquiera hasta que, a raíz de caer enfermo con 15 años —tal vez, 11— la cosa cambió. Le aquejaron unos fuertes dolores en articulaciones y cabeza y cuando sanó, como un mes después, había crecido diez centímetros. Tres años después, tenía una envergadura de 2.10 metros y un peso de 120 kilos. Y la cosa fue en aumento, pues cada vez que caía enfermo, crecía. Cuando tenía 25 años, se plantó en 2.29 metros —2.40, otras fuentes.

Sufría lo que se conoce como acromegalia, es decir, una enfermedad rara y crónica causada por un exceso de producción de la hormona del crecimiento, llamada también gigantismo. Si ahora es rara, imaginad entonces aunque tuvo una hermana que llegó a medir metro noventa. Para él, la adolescencia fue un desatino. Era distinto a todos pero, eso sí, en su pueblo nadie le miró nunca como un ser raro: El mundo no estaba hecho para él, al menos, para sus medidas.

En Eaux Chaudes, en el Pirineo francés.
Su esposa y padre a su derecha.

Era tan descomunal su fuerza que él solo podía sacar un carro del río. De hecho, una vez que su burro se puso terco y no quería cruzar uno, se lo echó al hombro y lo pasó al otro lado. Sin problemas. A grandes males, grandes remedios.  Y en otra ocasión, mató un oso con sus propias manos, en un cuerpo a cuerpo y armado solo con un cuchillo. Eso fue un 24 de mayo de 1905 y eco de sociedad.

Sus trabajos eran los habituales de la zona: el campo, la casa.., pues era hijo de labradores, hasta que empezó a trabajar como jornalero, primero en  la construcción del puente de Aurín y, luego, en la estación internacional de trenes de Canfanc. Y de ahí, el destino de su vida, eso sí, hasta que él decidió.

Foto: Pirineum editorial y comunicación

¿Cómo empezó todo? Con un avispado. Ya sabéis, siempre hay alguien que quiere sacar provecho de las diferencias de los demás. Aunque se sabía diferente y llegaba a automarginarse, en el pueblo era uno más, sin rarezas y sin historias, pero aquel día, un vecino de Cariñena, una localidad cercana a Zaragoza, lo vio y se le encendió la luz: Pensó que sería una buena idea, y rentable, sobre todo, exhibir la fuerza de Fermín por esos mundos de Dios. Fermín era un buenazo, un poco ingenuo al principio, así que se dejó embolicar* y fue presentado por primera vez en las fiestas del Pilar de 1891. ¿Éxito? ¡Descomunal!, tanto que acabó en audiencia real ante la reina regente María Cristina y su hijo Alfonso XIII, un pipiolo por entonces. Luego vendría una lista casi interminable de lugares: Barcelona, París, Berlín, Viena..., llegando a Estados Unidos y Sudamérica e, incluso África lo que le hizo tener una excelente formación cultural así como un consumado dominio de los idiomas. 
De todo ello se tiene constancia puesto que era una sensación allí donde llegaba y quedaba registrado en la prensa de entonces.
De las Américas vino enfermó y ya no se recuperó.

Cuba, 1911. Fermín ataviado con la indumentaria tradicional.

Cabe decir que no solo mostraba su impresionante físico sino todas aquellas habilidades innatas en él.
Era un chico grande, muy intuitivo y creativo, con increíbles dotes musicales, tanto que aprendió de manera autodidacta a tocar con destreza la guitarra, el violín, el laúd,  la pandereta, los hierrecillos, la bandurria,  la flauta y el armoniaun, su favorito, que ya tocaba en la iglesia cuando iba a la escuela. Además, tenía  una excelente voz, estentórea y de timbre fuerte. Formó una rondalla, conocida como "El cuarteto del gigante". Cantaba la jota con tanto sentimiento y armonía que la hacía como él: grande.

Era afable, cariñoso, enormemente generoso, y un amante, cultivador y cuidador de las costumbres y tradiciones pero no era tonto — observad su cara de bueno, listo e inteligente—y sabía lo que quería, a pesar de tener durante mucho tiempo esa guerra dicotómica entre la vida de ajetreo artístico y la apacible y serena de su familia  en el pueblo que le costaba abandonar tras cada viaje. Supo cuándo dejar su carrera y se instaló en Sallent para disfrutar de una vida tranquila, haciendo lo que realmente le gustaba y junto a quienes quería.

Su fama le llevó a ser centro de atención de diferentes universidades que quisieron estudiarlo siendo el doctor Pollinger de la Universidad de Colonia, en su laboratorio privado de Munich, quien, en 1896,  atestiguó que su gigantismo no estaba dentro de los estándares y quedó registrado como «el más grande y el mejor proporcionado en musculatura y coordinación». ¿Cómo no iba a estar ágil y coordinado si estaba haciendo ejercicio todo el día?

Barcelona, 1990. Fermín y su esposa.

Murió en su pueblo natal, de donde no hubiera querido salir nunca, un 2 de mayo de 1913, con 43 años. Ese día hasta el cielo lloró por semejante pérdida. Una llovizna acompañó a todo el séquito encabezado por su madre, María Urieta , su esposa, Louise y sus hermanos Valero, Simeona y Juan.
Dejó una fortuna de veinte mil duros y una buena casa que heredó en su integridad su esposa, Louise Carlé Dupois, una parisina. Dicen que una mujer muy a él, generosa y tranquila. Se habían conocido en París y se casaron en la iglesia Paroisse Saint Germain L’Auxerois el 19 de junio de 1897. 

Foto del día de su boda. Le petit Journal, 1897.

El párroco dejó anotadas algunas incidencias en el Libro de difuntos, algo muy poco habitual en este tipo de escritos. Escribió:
«Medía 2,29 metros, Por su sortija pasaba una perra gorda, el reloj pesaba más de 4 libras, su pie media cuarenta centímetros de largo por dieciocho de ancho (lo que hoy sería un 58). Ni cuatro hombres robustos eran capaces de levantar el peso que subía a sus hombros el gigante de Sallent».
Y otra curiosidad, su féretro medía 2.40 metros de largo por 90-93 centímetros de alto y fue portado por 10 hombres elegidos para la ocasión.

No cabe duda de que puede decirse que fue un hombre feliz  y que logró lo que quiso, terminando sus días apaciblemente.
Su historia no puede igualarse a la de otros gigantes españoles del siglo XIX como Agustín Luengo —2.35 cm— que fue vendido por su padre a un circo portugués por unas monedas, dos hogazas de pan blanco, media arroba de arroz, miel y una garrafa de aguardiente, dos paletas de jamón y un daguerrotipo. Murió en las calles de Madrid adicto al cortezuelo para calmar sus dolores. Vendió en vida su esqueleto al Museo Nacional de Antropología, junto a los bastones que usaba.
Otro de los gigantes fue Miguel Joaquin Eleizagui Arteaga —2.35 cm.— que igual conocéis por la película Handia —Grande en euskera— de 2017. Aquí, fue su hermano quien le convenció. Solo viajaron por Europa pero amasaron cierta fortuna que les permitió vivir con holgura en el pueblo. Fue enterrado en su localidad natal pero su esqueleto fue robado.

Existen más gigantes en la época pero eso ya da para mucho y hay que abreviar.

En la plaza de Sallent se encuentra la estatua a tamaño real de Fermín, realizada por el maestro jaqués, Pedro J. Larraz y fundida a bronce en una fundición zaragozana.
Un orgullo para sus lugareños y para todos, porque llevó el nombre de su pueblo por medio mundo.

Fotografía de Jesús Tortajada Nieto de su blog de viajes.


(*) Embolicar: En fabla, en aragonés, liar, enredar, envolver...

21 de marzo de 2021

Poesía

Poesía, de la raíz latina poēsis pero con origen en el griego ποίησις, poíēsis lo que vendría a ser "poíisi" (piísi). Su deconstrucción nos permite asociarla al verbo griego poiein, por crear, con raíz indoeuropea en *kwei-, en pos de hacer o construir algo. Se completa con los sufijos -sis e -ia, actuando como acción y cualidad respectivamente, "cualidad de la acción de hacer" para aludir a la conversión de pensamientos en materia. 
Y de todo ello, en base a su núcleo, podemos vislumbrar poema (del latín poēma, al respecto del griego poíēma), o poeta (en el latín poēta, sobre el griego poiētḗs).

Poesía es una de las tres divisiones que realizó Aristóteles acerca de la actividad humana. Es lo que llamó poesis, para entenderlo como el impulso del alma humana, del espíritu humano para crear algo a partir de los sentimientos y la imaginación. Él consideraba que el fin de la creación literaria es estimular la emotividad

Sin duda, la poesía «es uno de los caminos que nos llevan hacia la plenitud del alma humana». De hecho, en algunas culturas o civilizaciones, los poetas eran considerados profetas o adivinos. 


La poesía es auténtica, es expresión viva. No copia, no narra lo que hay sino lo que se siente, lo que impulsa, lo que motiva. La poesía nos habla de sentimientos y de emociones, de pasiones... y lo hace con la pura y bella fuerza de la palabra. Es lo que somos sin poderlo callar.

¿Y que hay entre la poesía y el poeta? Unos dirán que las musas, las que inspiran, las que encienden esa llamita que hace deslizar las palabras para emocionarnos, para removernos de algún modo.


Poesía es el verbo que callado, grita. 
Es la flor que se abre en infinitos pétalos. 
Es la lágrima que se esboza, 
la sonrisa que se perfila..., 
el suspiro que recoge.

Poesía es el latido, la pulsión...
Poesía es el yo que se abre abrazado al silencio
para dar vuelo al alma que, enaltecida en palabras,  
es mariposa que aletea sobre la piel erizada
siendo eterna primavera. 
©ɱağ

Ilustraciones de Christian Schloe

¡¡¡FELIZ DÍA DE LA POESÍA!!!

Instaurado por la UNESCO en 1999, durante la 30ª Conferencia General celebrada en París. Su objetivo es, cito textualmente,  apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro.

15 de marzo de 2021

La flor del espino

Más allá de donde las palabras clamaban rogando al viento, tras la empalizada de madera y alambre de púas, quedaba todo lo que ella ansiaba. No era la libertad, eran los espinos blancos.
El estío estaba llamando a la puerta y alguien había osado romper el pacto: "Esta tierra es libre por siempre". 
Respiró tan hondo que el aire la partía. Tal vez fuera la indignación. Tomó su teléfono e hizo unas cuantas llamadas. Antes del atardecer no quedaba rastro de aquella frontera. A los días, el valle se blanqueó: Los espinos estaban floreciendo y ella, sanadora, cosecharía sus frutos.

(100 palabras)
Pensamientos perdidos / Michael Cheval


Palabra clave: Teléfono
"Escribir Jugando" es un reto mensual de escritura creativa. Lo organiza la escritora Lidia Castro Navas desde su blog y consiste en microrrelatos o poesías con límite de 100 palabras inspirándonos en una carta propuesta y el dado que la acompaña. 

Reto opcional: Que aparezca en la historia algo relacionado con el espino (año de creación, inventor o el propio alambre).



8 de marzo de 2021

Mujer

Una pizquita de color

Somos de todos los colores, independientemente del sexo y género, pero tal día como el de hoy predomina el color morado, ¿por qué? Porque ese era el tono que usaban las sufragistas inglesas en 1908. Su lucha llevó más de un siglo que viera algún resultado. Fue en 1918 cuando el Parlamento británico aprobó para las mujeres su derecho a votar. 

Fue en los años 60 y 70 cuando las mujeres socialistas lo adoptaron como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se asoció como color conmemorativo de este día.

Un poquito de historia resabida 

En España se celebró por primera vez en 1936 pero solo en Madrid y Barcelona y poco después de la victoria electoralista de la izquierda, a lo que contribuyo de manera notable el voto femenino.

La primera ocasión en la que se propuso esta fecha para la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo lugar en 1910, en un encuentro internacional de mujeres socialistas y se planteó como acto solidario con las huelgas textiles del momento y la promulgación del día de la mujer en Estados Unidos.

Aunque el hecho puntual que se conmemora sucediese un 25 de marzo de 1911, cuando más de 100 trabajadores textiles, mujeres inmigrantes en su mayoría, fallecieron en un incendió en una fábrica de Nueva York como consecuencia de las precarias condiciones en la que se trabajaba; se confiere relevancia al 8 de marzo coincidiendo con los primeros movimientos pro paz en la Primera Guerra Mundial, allá por 1917, donde también las trabajadoras textiles de San Petesburgo organizaron una huelga a la que se sumó el pueblo, lo que se conoció como la revuelta bolchevique que acabó con la monarquía rusa, con el imperio de los zares. 

Se instauró como Día de la Mujer por la ONU en 1975 para rememorar la lucha de las mujeres trabajadoras. Y de ahí, hasta hoy con todos los matices que conlleva.

Sea como sea, hombres y mujeres, debemos tener la dignidad que como personas nos es inherente y todos los derechos, así como obligaciones, que nos permitan vivir en una sociedad en igualdad de condiciones de una manera efectiva y real. Sin más y sin menos.


Un poquitín de arte

Las hilanderas / Diego de Velázquez

Las espigadoras / François Millet

La pesadora de oro o La tasadora de perlas / Johannes Vermeer

La violinista / Andrew Atroshenko

Day shitf  / 1943 / Francis Criss

El camerino / Laura Knight

Y un recordatorio 

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De mis viajes en caracola...