17 de noviembre de 2018

La fábrica de estrellas

Erase que es un lugar de esos que nadie conoce pero que todo el mundo sueña que exista y desearía visitar alguna vez. Uno de esos sitios es la fábrica de estrellas. Está más allá de donde se pueda alcanzar imaginar y está tan bien custodiado que los astrónomos nos cuentan otras historias.

Dentro de un enorme enorme, súper hiper enorme caldero mágico se cuece muy lentamente, bajo la supervisión de una magistral Maga, un casi secreto mejunje que al hervir produce un sinfín de burbujitas estelares, compuestas por un gas resplandeciente que exhala unos aromas increíbles e indescifrables. Tras un tiempo de cocción,  aquello empieza a chisporrotear. Esa es la señal que indica a la gran Maga del Universo que el potaje de estrellas está listo. Tiene que asegurarse de que hay suficientes para que el cielo sea como un tapiz de fulgurantes puntitos parpadeantes que los seres humanos admirarán, estudiarán y aprenderán de ellas.

Nebulosa M78 de la Constelación de Orión
Imagen de la red

Pasan por un largo paseo, flotando sobre una especie de camino suave, bajo la supervisión del Hada Cazadora de Estrellas. En una mano lleva un cazaestrellas de hilos de plata que le regaló Qamar, la luna, a quien, en ocasiones, le gusta pasear junto a ella y dar su particular toque brillante. Así es que acaba cansada y se queda hecha gajitos por lo que luego debe descansar una semana para quedarse como nueva.
El Hada cazadora es la encargada de darles el primer nombre y destino. En ocasiones, tiene que cazarlas al vuelo pues surgen con mucha fuerza, muy alegres y dicharacheras, saliéndose de la fila y revoloteando como luciérnagas por toda la fábrica. Algunas logran escapar y ha de solicitar apoyo al Mago del Ejército Estelar para que sus duendes salgan en busca y captura ya que afuera hay muchos peligros: existen unos ladrones que se las llevan sin pedir permiso, se dan un paseo con ellas y las dejan a su libre albedrío.

"Cazadora de astros" | 1956 | Remedios Varo


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