Supuestamente es una palabra inventada, un
híbrido entre limerick, una forma
poética muy popular en el mundo anglosajón a modo de mofa, y romanc, derivando en limerencia que tiene un sonido más
atrayente.
Término acuñado en 1977 por la doctora Dorothy
Tennoy para referirse a algo así como
estar “locamente enamorad@”, es decir, un estado mental involuntario resultado
de una atracción de una persona por otra, sin que, obviamente, sea correspondida,
pero que sí tiene esa imperiosa necesidad, casi obsesiva, de serlo absoluta y
totalmente.
De entrada no es un mal estado. Lo peor es cuando
se convierte en una obsesión, manifestándose los mismos síntomas que en una
drogodependencia, un auténtico cuadro de ansiedad: palpitaciones, falta de aliento, sudoración, malestar en el pecho y/o abdominal...
La ansiedad también puede causar que el paciente se vea torpe, apartado, no muy sociable.
Pero es curioso. Esto solo se admite en personas adultas ya que si se es adolescente se considera, simplemnte, un amor romántico o una infatuación.
No me quieras como yo te quiero. Porque aunque me
gustaría, no te lo recomiendo. Quererte como yo te quiero duele, como un buen
amor sabe doler, como duele el alma cuando ama en silencio, como duele una
lágrima justo antes de nacer
-Brando. Cartas al tiempo-
Ilustración de Benjamin-Lacombe |
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