En el antiguo lenguaje de las garzas blancas, su nombre significa "el secreto de las caracolas rojas". Tal vez por sus ensortijados y rojizos cabellos decidieran llamarla así pero, en realidad, todos la llamaban Carola.
Su tez blanca tamizada por unas aureolas rosáceas rodeadas de unas graciosas motitas que se extendían por el resto del rostro, sus inmensos ojos celestes... la hacían peculiar, mas sus profundos y largos silencios, su capacidad de observar más allá de lo que los simples mortales pueden hacerlo y tener la sensibilidad suficiente como para conectar con la Naturaleza, la hacían única.
Hablaba el lenguaje de los árboles, de las aves y se entendía con el viento, la lluvia y el sol. Mantenía largas conversaciones con la luna y jugaba al escondite con las nubes, y, cuando se bañaba en las aguas del río, los peces e insectos que en ellas vivían acariciaban su piel como si reclamarán su atención, contentos de saberla ahí. Tenía un aura especial. Y los habitantes del bosque lo sabían por eso la custodiaban como ángeles guardianes.
No era un hada, pues carecía de alas de mariposa a su espalda. No era una dríada pues no tenía orejas puntiagudas y era mucho más alta que ellos. Tampoco una ninfa pues, curiosamente, no sabía nadar por más que habían intentado enseñarle. Se agarraba a los lomos de los peces más grandes y recorría la transparencia de las charcas, lagos y ríos. Ni se trataba de una noma pues las setas se le quedaban a la altura de los tobillos.
Ilustración digital obtenida de la red |
Se hacía acompañar por un curioso ser, una especie de pequeña águila de plumaje blanquiazul, como un cielo adornado de cirros de algodón, cuyo canto recordaba al de las sirenas del mar, con sonidos tan agudos en ocasiones que temblaban hasta las hojas de los árboles y sus raíces tiritaban como en el más crudo de los inviernos. Su nombre era impronunciable por los humanos e, incluso, por algunos de los habitantes del Bosque. Así que cada pueblo le daba un nombre distinto. Carola lo llamaba Pi aunque la conexión entre ambas era tal que se comunicaban a través de la mente.
Juntas recorrían el bosque de un lado a otro pero tenían una zona prohibida. Una zona donde reinaba la oscuridad y donde unos seres tenebrosos, llenos de maldad, reinaban a sus anchas aunque bajo el mandado de un Emperador de negro corazón y alma llena de resentimiento.
Por eso, al caer la tarde, cuando el sol se escondía y coincidía el novilunio, los habitantes del Bosque de la Luz, se refugiaban en secretos escondites hasta que amaneciera y se disipara el peligro oscuro. Y siempre, siempre ocurría algo... ahí, en el Bosque Oscuro o, el Bosque de los Árboles sin Hojas como también era conocido desde el otro lado. Aguas estancadas y negras, ciénagas, una perenne niebla que se movía a ras de suelo o se elevaba creando un paraguas frío e inquietante bajo el que se refugiaban entes tan horripilantes que describirlos era imposible. Ni los orcos ni los trolls les podían hacer sombra... pero eso ya es otra historia...
Fotografía hallada en la red |
Por eso, al caer la tarde, cuando el sol se escondía y coincidía el novilunio, los habitantes del Bosque de la Luz, se refugiaban en secretos escondites hasta que amaneciera y se disipara el peligro oscuro. Y siempre, siempre ocurría algo... ahí, en el Bosque Oscuro o, el Bosque de los Árboles sin Hojas como también era conocido desde el otro lado. Aguas estancadas y negras, ciénagas, una perenne niebla que se movía a ras de suelo o se elevaba creando un paraguas frío e inquietante bajo el que se refugiaban entes tan horripilantes que describirlos era imposible. Ni los orcos ni los trolls les podían hacer sombra... pero eso ya es otra historia...
Qamar, podrías hacer un cuento casi tan tenebroso cuando cierta nevada atrapó a miles de conductores en cierta autopista. Besitos
ResponderEliminarSin duda alguna es un ser maravilloso y enigmático que alumbra al caminar, que alimenta a la naturaleza con sólo su presencia... Qué bonito cuento... mágico, mi querida amiga.
ResponderEliminarMil besitos para tu tarde.
Maravillosa Carola, es sensitiva y peculiar. Qué aventuras le aconteceran..?
ResponderEliminarBesotes Mag
Uy, pero que filón de oro tan maravilloso acabo de encontrar, mi Maga. No te había leído nada enfocado a la fantasía, me ha encantado. A ver si no me despisto cuando traigas la próxima entrega.
ResponderEliminarCharola es un nombre precioso.
Abrazo lindo.
¿Charola? Pero vamos a ver, en qué estará pensando mi dedo.
ResponderEliminarCarola.
Un bosque enigmático como ese tiene que albergar seres tan mágicos como los que describes, tanto que casi se pueden ver.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Una belleza de cuento... Besotes querida Qamar
ResponderEliminarMuy feliz tarde para tod@s. Realmente, podría la historia hacer una gran historia, al menos larga... pero he de pensarlo. Ya sabéis que la inspiración selenita tiene su propias demandas y fronteras.
ResponderEliminarDe momento, hemos conocido a Carola y Pi, un poquito, al menos... Y veremos qué sucede en el Bosque Oscuro y qué personajes pueden habitar en él, cómo son, sus intenciones, la profundidad de su oscuridad y si hay algún atisbo de luz.
Qamarbesis.