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"Rodari era un mago enamorado de las palabras y de su idioma. Hablado y escrito. Y le gustaba jugar. Era capaz de escribir un poema hablando del punto de una “i” o de un acento perdido. Y el juego al que se entregaba era mágico, como él. Por las palabras que utilizaba, por la forma en que las hacía fluir, pero también por la finísima y suave ironía con que reflejaba las contradicciones, las injusticias, los errores y los aspectos esencialmente absurdos de la sociedad. Algo que a los niños, si les cuenta con el humor tierno, chispeante y también absurdo de Rodari, les encanta".
Miguel Azaola
Estas palabras, dichas por uno de sus traductores al español, creo que son la mejor definición de este carismático escritor italiano que tenía la clave de la fantasía, la capacidad de conducirnos desde cualquier pequeño detalle a lo más grande de nuestra imaginación. Poeta, pedagogo, maestro de la imaginación y del juego, un reconocidísimo autor de literatura infantil y juvenil, con decenas de libros rubricados por su humor y por el buen rollo que transmiten y que no por ello escapaban de ser una crítica del mundo actual, empleando un lenguaje muy pintoresco, espontáneo, natural y, en ocasiones, comprometido.Un mago de los cuentos infantiles.
Su obra es un grito para estimular y provocar en los niños, y no tan niños, la entrada en un mundo de imaginación y creatividad. Consideraba que los niños eran lo suficientemente autónomos como para desarrollar su propia capacidad creativa.
"El proceso creativo es inherente a la naturaleza humana y, por tanto, está al alcance de todos".
Nació en Omenga, Italia, en 1920. Hijo de padres panaderos y huérfano de padre desde los nueve años. Criado a partir de entonces por una tía y después educado en internados y seminarios. Y de jovenzuelo se paseaba con sus amigos de taberna en taberna tocando el violín hasta que su madre le dio el alto y no le quedó otra que ponerse a estudiar. Además, los estudios le podían evitar el servicio militar pero lejos de eso, se cruzó en su camino el fascismo. Para poder trabajar tuvo que alistarse al Partido Nacional Fascista y en medio de la guerra, decidió romper con ello y pasarse al Partido Comunista italiano.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, finalizó sus estudios de Magisterio y comenzó a trabajar como periodista en el diario Cinque Punte.
"Es necesario que la imaginación tenga su lugar en la educación".
Sus primeros textos literarios los firmaba con el seudónimo de Francesco Aricocci. Desde sus primeras apariciones literarios, ahí en L’Ordine Nuevo, que dirigió en 1945, hasta incorporarse y acabar dirigiendo la revista literaria mensual Il Giornale del Genitori, publicó una recopilación de leyendas populares, Leyendas de nuestra tierra, y dos cuentos de corte fantástico: El Beso y La señorita Bibiana.
Hasta fue excomulgado por el Vaticano, en 1951, a raíz de sus publicaciones en un semanario juvenil, Il Pioneri, donde sus conocidos personajes contaban historias que tenían que ver con la Resistencia y con la problemática social del momento. Acusado de adoctrinamiento a los niños, el Vaticano decidió.
Durante las dos décadas siguientes, sin dejar de trabajar en diferentes periódicos, no apartó su vocación y siguió escribiendo textos que gustaban tanto a grandes como a chicos. Fue consciente de ello y decidió tomar parte directa en el trato con los niños, de ahí que decidiera visitar colegios.
"Para que la literatura infantil no caiga sobre los niños como un peso externo o una tarea aburrida, sino que salga de ellos, viva con ellos, para ayudarlos a crecer y a vivir más arriba, tendríamos que relacionar íntimamente estos tres sustantivos:
imaginación - libro - juego".
imaginación - libro - juego".
Ese trato y la interacción con los pequeños, escuchándolos atentamente mientras les leía sus cuentos, hizo que tomara especial interés en averiguar o descifrar una técnica lo suficientemente correcta para crear buenas historias. Ello dio origen a una especie de manual o ensayo, o ambas cosas a la vez, llamado Gramática de la Fantasía. Introducción al arte de contar historias. Podría decirse que es la respuesta a la pregunta ¿cómo se inventan las historias? En él proponía una serie de ejercicios o juegos para aprender a contar historias en forma de cuentos, poesías, adivinanzas... para los niños pero también, daba a conocer una serie de estrategias para impulsar, no solo a los niños y niñas, sino también a los adultos, a inventar historias.
En la introducción de este manual hay una frase que podemos poner en mayúsculas:
“No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”.
Esta maravillosa exposición obtuvo sus frutos en 1070, cuando fue galardonado con el Premio Hans Christian Andersen, el mayor honor que un escritor puede lograr en este género.
Rodari es el creador del ‘binomio fantástico’, un juego sencillo para el que solo hace falta un diccionario y un cronómetro. Se eligen dos palabras al azar y el niño -o el adulto- tiene que crear una historia en la que estas dos palabras aparezcan relacionadas de alguna manera.
Os propongo otro de sus innumerables juegos o ideas para crear. Lo llaman también con el término anglosajón, limerick, aunque aquí puede dejar de lado la métrica. Consiste en construir cinco versos teniendo en cuenta que cada uno de ellos tiene su propia personalidad, es decir, una característica concreta:
Rodari es el creador del ‘binomio fantástico’, un juego sencillo para el que solo hace falta un diccionario y un cronómetro. Se eligen dos palabras al azar y el niño -o el adulto- tiene que crear una historia en la que estas dos palabras aparezcan relacionadas de alguna manera.
Os propongo otro de sus innumerables juegos o ideas para crear. Lo llaman también con el término anglosajón, limerick, aunque aquí puede dejar de lado la métrica. Consiste en construir cinco versos teniendo en cuenta que cada uno de ellos tiene su propia personalidad, es decir, una característica concreta:
- Primer verso para el protagonista.
- Segundo verso para una cualidad que tenga.
- Tercero y cuarto versos para lo que hace.
- Quinto verso para volver a nombrar al protagonista acompañado de un adjetivo extravagante.
Era un rana princesa
muy guapa y salerosa
que le gustaba cantar al sol
con rumbosa alegría
¡Olé, la rana primorosa!
©ɱağ
©ɱağ
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Obra de Naoto hattori |
Antes os he hecho mención de alguna de sus obras. Añadiré unas pocas más sin pretender extenderme demasiado, algo que sé que no lograré:
Veinte historias más una.
El planeta de los árboles de Navidad.
Jaime de cristal.
El camino que no iba a ninguna parte.
El ratón que comía gatos.
El libro de los errores.
Cuentos por teléfono.
El libro de los errores.
Cuentos por teléfono.
¿Merece la pena que un niño aprenda llorando
lo que puede aprender riendo?
lo que puede aprender riendo?
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Murió en 1980 pero en este 2020 se celebra el centenario de su nacimiento.
Por este motivo, Ratoner y yo, hemos decidido rendirle tributo y no tenemos mejor manera de hacerlo que a través de uno de nuestros cuadernos colaborativos, el cuarto a lo largo de estos años de amistad.
Lo hemos titulado Gramatica del Bosque Imaginado, así que esperamos que os guste.
Podéis verlo, si deseáis, en el enlace o picando la imagen inferior.
Muchísimas gracias, Ratoner, por llevarme de la mano en estas faenas que, en ocasiones, por no decir todas, me vienen grandes. Y por tu sincera y desinteresada amistad.
Y a vosotros, que habéis llegado hasta aquí, mi máxima gratitud y mi cariño, también.