¡Qué repique la campanilla que lleve tu nombre a la Gloria!
¡Madre!
Y sea Tu Palabra el clamor que me ensalza
y Tu Fuerza, ejemplo de mi remar.
Tu Entrega, mi devoción,
mi reconocimiento y mi infinita gratitud.
©ɱâğ
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Madre metafísica / Luciana Marotta |
Las Madres son ese terremoto que nos sacude cuando menos lo esperamos. A veces, cierto, las vemos venir pero, aún así, nos pillan de sopetón. Otras veces son la dulzura hecha pasión, la caricia tibia, la palabra amable, la sonrisa serena que nos abraza y calma. En otras ocasiones son ese muro infranqueable que ni las palabras ni los buenos hechos son capaces de derribar o de saltar por encima. Son la batalla perdida. Pero, por encima de todo, son la sangre que nos clama incluso sin la necesidad de que la compartamos porque nuestra historia siempre será su historia.
Madre es el viento que hace que volemos como la cometa más bella. La fragancia de la flor más hermosa. El beso más tierno. La reprimenda más sabía aunque, a veces, sea sin razón. Madre, el pilar en el que fijarnos para fortificarnos y crecer. Madre es ese abrazo que nos acuna, esas dos manos que son todo un universo —en algún tiempo, la lanzadera de la zapatilla que volaba y que siempre acertaba—. Como decía Marguerite Duras, «Nuestras madres siempre son las personas más extrañas y más locas que hemos conocido». Madre es quien se bebe nuestras lágrimas y quien, sin más magia que la del amor, nos sostiene cuando todo nuestro mundo se tambalea. Mas, sea como sea, una Madre es Única. No sé por qué motivo las Madres tienen que sufrir tanto.
«¿Qué es una mamá sino la luz del sol de nuestros días y la estrella del norte de nuestras noches?
Robert Breault
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Daril, fotógrafa ucraniana |
Hay tantas cosas que son una Madre y, además, no hay mejor amor que el Amor de Madre.
Tal vez por eso, y por un infinito de más, deberíamos agradecer SER Hijos de una Madre y sentir la mayor de las admiraciones por Ella.
«Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!».
De El principito
«El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás perdón».
«Jamás en la vida encontraréis una ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre».
Honoré Balzac
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Itsuko Azuma |