Le dicen curiosa porque siempre anda por las ventanas. Y también loca porque tiene sueños imposibles. No se es loco por soñar.
Ella es como esa amapola que solo florece en los campos o en los margenes. Está llena de vida y no se rinde a la soledad, como esas margaritas de plástico que capitulan ante el polvo.
Doña Camila escucha desde el alfeizar el silencio que ya no producen los niños al jugar pero se contenta con el canto de los pájaros que no olvidan cada amanecer. Les echa miguitas de pan que le valdrían para una sopa pero ¿para qué quiere tanta sopa si tiene un puchero lleno? Y recuerda con cierta nostalgia cuando era niña y soñaba con un corcel ceniciento sobre el que cabalgaba para poder alcanzar las estrellas. Solo deseaba una. Dos a lo sumo para iluminar los tristes ojos de su madre.
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Caballo / Crhristian Schloe |
Y de Marcial, con sus zapatos nuevos y su camisa almidonaba. Aquel pecoso de cabellos color panocha que le regalaba flores del campo en la puerta de la iglesia cuando todavía se ponían calcetines cortos.
Y una noche, algunos años más tarde, cuando se robaron el primer beso, él le regaló la luna. No la luna cascabelera, sino esa luna que la mima cada noche antes de dormirse, la que viene desde arriba para arroparla y susurrarle bellos sueños que apenas recuerda por la mañana. Pero ella cree que viaja tomada de su mano.
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Moonwalk / Christian Schloe |
Marcial ahora es, cree ella con cierta satisfacción, quien cabalga en el caballo grisáceo, entre las estrellas.
Por eso mira al cielo cada noche, para darse cuenta de que la que más brilla le guiña un ojo. Y ella sonríe sintiendo ese cosquilleo de hormiguitas que trepan por su tripa. Entonces piensa que si tuviera un enorme pájaro podría volar hasta ahí para reunirse con él y contemplar juntos el mundo rendido a sus pies. Se conforma con el tiempo que no vendrá.
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The time / Christian Schloe |
Esas garzas que anidan en su cabeza no la dejan pensar mas aún le viene aquella historia de las grullas que Marcial le contaba cuando compartían gajos de cebolla con sal. Hace tiempo que no ve garzas, ¡claro, están en su cabeza! A lo sumo alguna tórtola que se posa en los cables de la luz y esos descarados gorriones que picotean sus plantas. Por eso piensa que Marcial se ha cansado de escribir. Le decía que ellas son las letras del cielo pero solo los elegidos comprenden. Y él le enseñó a comprender, a descifrar cada letra, cada trazo y cada dibujo... Sin embargo, hace tanto tiempo de eso que ha olvidado... ¿Serán los pajaricos que tiene en la cabeza? Esos que dice la gente que solo ve y la llaman la loca de la ventana. Pero ella es Camila, doña Camila, la abuelita de cuarto tercera que sueña y piensa mucho pero, a veces..., se olvida.
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The dreame / Raúl Guerra |
Este cuento ha obtenido el segundo premio en el Concurso convocado por la Asociación Aragonesa pro Salud Mental, ASAPME, MicroRelatosEnCasa, organizado durante el Estado de Alarma por la pandemia.
Picando en la imagen podéis ver la comunicación del fallo del jurado.
Y en este enlace, encontraréis la entrevista que me han hecho en Aragón Radio (13 de agosto), en el programa Desierta Aragón. Debéis ir al minuto 40.45. Dura unos diez minutos.
Muchísimas gracias.