29 de abril de 2016

Lamín

Hoy os acerco a una palabra de mi tierra, Aragón.

Del verbo lamer viene del latín "lambĕre", verbo originado en una raíz indoeuropea *lab- (lamer o saborear) que también está en el vocablo lamprea, por ejemplo.

Se refiere a algo dulce, una golosina, un pastel, un caramelo, una chuchería, un bombón…, algo que es un manjar para el paladar, que se lame, se chupa y se degusta con deleite.

Por eso, a la abejita suelta que se adelanta a todas al olor de las flores que les agrada también se le llama laminera.
Y por extensión también se aplica a persona u objeto u otra comida que, sin ser un dulce, es una verdadera delicia para el paladar o para los ojos.

Vuelva, vuela la abejita, 
dulce néctar para ella, laminera la hace.

Ilustración de  Nicoletta Ceccoli

La luna de sus cuentos

De la red
Me presentaré. Soy Lilla, una polilla azul que da vueltas alrededor de esta bombilla llena de polvo y telarañas, la única que hay en esta habitación que es mi universo. Y os voy a contar una historia de amor: La de mi amigo Ratón y su Luna.



Mousse de Alexander Levett para deviantART
Ratón es feliz. Mueve sus bigotillos y se le cierran los ojillos cuando sonríe. Y esas orejitas tan redonditas que parecen dos galletitas de canela porque Ratón es del color de la arena. Cada atardecer lo veo llegar impaciente. Sé que pasa todo el día buscando algo bonito para su luna.

Yo pensaba que los ratones veían a la luna como un trocito de queso pero no... esta luna es de otro cuento. Es la luna de todos sus cuentos. 

Su Luna brilla en lo alto pero guarda un trocito solo para él. Solo por él brilla todas las noches... Y para mí...
Y se cuela por cualquier resquicio para ver la sonrisa de Ratón.
Esta luna no sabe a queso. Sabe a amor. Amor del grande, de que lo da todo y no pide nada.

Ratón se cuela en el armario y con el morrito empuja para abrir las puertas. Y allí está Qamar, su luna. 
Le trae la mejor miguita de pan, unas semillitas, una serpentina o un pétalo de flor, algún cristalito y la va vistiendo de blanco.

Al principio, ella solo dibujaba una tímida sonrisa.,, para aquí o para allá, pero Ratón no ha dejado de mimarla. Se la come a besos: Cuarto y mitad... Y cada día ella parece más feliz. Su sonrisa es más grande. Lo llena todo.

Y, ahí, sobre su lago de cristal se refleja, vestida de abalorios como una Reina, sonriendo, porque sabe que es la luna de sus cuentos...



Y la luna, Qamar, tiene un Ratón... que le guarda las palabras.
¿Te lo puedes creer? Míralo.

Limerencia

Supuestamente es una palabra inventada, un híbrido entre limerick, una forma poética muy popular en el mundo anglosajón a modo de mofa, y romanc, derivando en limerencia que tiene un sonido más atrayente.

Término acuñado en 1977 por la doctora Dorothy Tennoy  para referirse a algo así como estar “locamente enamorad@”, es decir, un estado mental involuntario resultado de una atracción de una persona por otra, sin que, obviamente, sea correspondida, pero que sí tiene esa imperiosa necesidad, casi obsesiva, de serlo absoluta y totalmente.

De entrada no es un mal estado. Lo peor es cuando se convierte en una obsesión, manifestándose los mismos síntomas que en una drogodependencia, un auténtico cuadro de ansiedad: palpitaciones, falta de aliento, sudoración, malestar en el pecho y/o abdominal...

La ansiedad también puede causar que el paciente se vea torpe, apartado, no muy sociable.

Pero es curioso. Esto solo se admite en personas adultas ya que si se es adolescente se considera, simplemnte, un amor romántico o una infatuación.


No me quieras como yo te quiero. Porque aunque me gustaría, no te lo recomiendo. Quererte como yo te quiero duele, como un buen amor sabe doler, como duele el alma cuando ama en silencio, como duele una lágrima justo antes de nacer
-Brando. Cartas al tiempo-

Ilustración de Benjamin-Lacombe

26 de abril de 2016

Cerúleo

O azul cerúleo.
Del latín cærulĕus, azul, azul oscuro, azul verde, derivado de caelum, cielo.

Es una denominación de color no especifica: Abarca un conjunto de colorea que incluye el azul profundo, el celeste, el azul brillante y el azul con matices verdosos.
Sería el azul del cielo, el azul del mar, de los lagos y ríos...


 Jamás he visto unos ojos como los suyos, una mirada así:
Un profundo e inmenso mar azul cerúleo en el que bucear...


Imagen de la red

Caracolas en las nubes: Un Universo fascinante y lleno de magia

Hoy me he  tirado al estanque de cabeza y sin saber nadar, aunque el agua me llegue al cuello, en esta nueva andadura, un camino completamente diferente a todo cuanto he hecho hasta ahora.  Me echo a la mochila ilusión, esperanza, mil y una caracolas, unos pedacitos de pan por si he de hacer miguitas para retornar al camino y un montón de ganas de trabajar. A partir de aquí, la suerte está echada porque en las sinuosas sendas de la patafísica, mis pensamientos se desvanecen en absurdos vuelos. Con sombreros voladores y paraguas antigravitatorios, mis sueños se definen en travesías surrealistas. La imaginación es un caos encantador, donde las leyes se burlan y la lógica se retuerce. Por ello, habitan aquí los nocuentos y las deshistorias, los delirios fantásticos en los que yo, Qamar, me enredo vestida en tules azules, argenta y arrebolados, para dejar volar mi imaginación y el credo de una ilusión que brota sobre pergaminos de nubes. 

Soy Qamar, una viajera de los reinos oníricos y las dimensiones inexploradas. En mi carro tirado por mágicos suspiros, que se arremolinan tímidos en la luz de tu mirada, recorro los caminos del infinito, persiguiendo estrellas fugaces y tejiendo hilos de ensueño. Mis palabras son destellos de polvo de estrellas, y mis versos susurros de luciérnagas aladas. Invoco la magia de lo imposible y danzo en la frontera entre la realidad y los sueños. 

La patafísica también me guía en mi travesía, liberándome de las cadenas del sentido común y permitiéndome explorar los límites de la fantasía. En cada relato, los personajes adquieren vida propia, los mundos se construyen con materiales invisibles y las emociones se vuelven tangibles en las páginas. A través de las palabras quiero invitarte a sumergirte en mi Universo Azul, donde la imaginación es la única regla y los límites se desdibujan en un sinfín de posibilidades. 

Así, en este blog de fantasía, te embarcarás en un viaje mágico, donde la realidad se transforma y se despliega ante tus ojos. En cada entrada, te invito a liberarte de las ataduras de lo convencional y a abrazar la locura de lo extraordinario. 

Bienvenida/o/e/x,z,h...


a este rincón patafísico y mágico de mi blog, donde los sueños se definen en realidades efímeras que, sin embargo, quedarán guardadas en algún rincón de tu memoria, y las palabras, en hilos de marionetas cósmicas.

Me encantaría que me acompañases a explorar este mundo maravilloso, con todos sus senderos y recovecos, y descubramos juntos el encanto de lo que puede parecer imposible.  La magia y la imaginación son las protagonistas, y cada entrada es un portal a un orbe lleno de curiosidades, ilusiones y enigmas rubricados por mí y mi alter ego Qamar.

Te convido a subir a una de mis caracolas y viajar por este increíble estadio de la imaginación, de la realidad más absurda o de la irrealidad más viva y real que conozco para que los sueños vuelen en las alas de la fantasía, a la luz de la luna, bordados con hilos de realismo y surrealismo mágicos que llenen la vida de infinitos colores. 

Mağ ~~Mağade Qamar


Ilustración de Christian Schole

Clepsidra

O también llamado reloj de agua.
Cualquier mecanismo para medir el tiempo mediante el flujo regulado de un líquido hacia o desde un recipiente graduado, dando así a dos tipos diferentes de relojes según la dirección del flujo.

En realidad, su origen es mesopotámico.
Deriva del vocablo latino clepsydra. Este, a su vez, del griego klepsýdra, compuesto por la palabra hidor (agua) y kletein (robar).
Todo ello hace idea de que uno de los recipientes roba agua (o arena) al otro durante un determinado e igual tiempo.

En el Antiguo Egipto eran utilizadas en las horas que no había sol. Los antiguos atenienses y romanos lo empleaban para controlar el tiempo de intervención de sus oradores. Posteriormente, median con ellas el tiempo que los defensores o acusadores dedicaban a la exposición de sus argumentos en pro o en contra en algún juicio.

Dato curioso. Allá por el s. III a. C., Ctesibio, alumno de Arquímedes, desarrolló un reloj de agua con indicadores numéricos al que denominó horologium ex aqua.

Como las gotas de agua en la clepsidra, 
que es oasis entre las arenas del desierto
de este amor nacido a destiempo...

Ilustración de la red

Peces de viento...

Y seremos peces que vuelan sobre las olas de arena,
sobre las dunas de espuma,
libres...
©ɱağ

Ilustración surrealista de Vincent Cacciotti


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De mis viajes en caracola...