29 de mayo de 2016

Amapola

Solo leerla ya se ve su reminiscencia árabe. Procede del mozárabe “habapaura”, una mutación del “papaver-eris” latín, tal vez, inducida por la homofonía semántica del árabe “habba”, es decir, gano de cereal o semilla de verdura.

La primera vez que se documenta este término fue en 1400, con hache aspirada, “hamapol”. Nebrija, un siglo más tarde, lo escribió también con la hache inspirada pero ya como lo conocemos ahora. Hamapola.

Luego tuvo diferentes variantes en función de las influencias dialéctias recibidas: Jamapola, mahapola, hanapoya…

Y, en mi tierra, ababol… que también sirve para decir de alguien que no tiene muchas luces.

Tú, sencilla y bonita...
Dulce y delicada de ojos azabache.
Y entre trigales verdes te cuelas sonrojada...
jugueteando con el viento tus falditas carmesíes. 
De ti se enamoran los sencillos de corazón.
Antes, fraile o monja, y ahora Amapola.

Ilustración de  Anne Soline

23 de mayo de 2016

Caleidoscopio

¿Quién no ha tenido uno en su vida? Es uno de los juguetes más enigmáticos, originales y sencillos del mundo pero con la mayor de las magias.

Del griego kalós, “bella”, éidos, “imagen” y scopéo, “observar”.

A más espejos, más fantasía. Pero el tradicional está formado por tres espejos enfrentados por su parte reflectante, ubicados en el interior de un tubo, en el que se depositan cristalitos de diferentes formas y colores, cuyas imágenes se ven por uno de los extremos.
A 45º de cada uno se generan ocho imágenes duplicadas. A 60º se observan seis duplicados y a 90º cuatro.

 El caleidoscopio moderno fue inventado en 1816 por el físico escocés David Brewster, quien tramitó la patente correspondiente en 1817 pero nunca gozó de una remuneración.

A veces, se le denomina teleidoscopio, pero nada tiene que ver el uno con el otro. En este último, las imágenes son exteriores para descomponerlas de forma caleidoscópica, por lo que podemos usarlo a modo de visor y podemos proyectar la imagen donde queramos.

Mi primer caleidoscopio me lo hizo mi padre y me duró muchos años. No obstante estaba hecho de un tubo de fontanería. Realmente en encantaba. Y lo mejor de todo, que solo mis ojos podían ver esa figura en ese instante y, seguramente, jamás volvería a verla de nuevo, pues evidente, al pasarlo a otra persona, el más mínimo movimiento, hacía que algún cristal se moviera.

Miro, y, ¿qué ven mis ojos? 
En distintas figuras y estrellas, 
Zafiros, rubíes, topacios y esmeraldas,
y diamantes, y amatistas, y perlas
y nácar, y todo, 
¡de repente! 
Y en cuanto la mano muevo, 
mis ojos ven algo nuevo.

Extracto del libro de Yakov Perelman, "Física recreativa I", 1936.

De la red

22 de mayo de 2016

Arrebol

Es esto tono rojizo que viste a las nubes a lo largo del horizonte al amanecer o al ocaso que se da por la refracción de la luz.
También, ese rubor que brota en las mejillas, natural o no, o la tonada sonrosada que puede tomar un objeto por efecto de la luz.

Tal vez por ello, su origen pudiera ser la palabra latina "rubor" , "-oris".



Y en la blancura de su tez se dibujan dos arreboles: 
Uno es mi beso y el otro, su sonrisa.

"Elements" de Catrin Welz-Stein

20 de mayo de 2016

Ratón y los Dientes de León

Ratón quería volar pero tenía miedo de pedir un deseo. Le habían contado una antigua leyenda, de allende los mares, en la que un ratón que deseaba volar se convirtió en murciélago. Él no quería eso. Quería seguir siendo blanco y azul, con esas pinceladas grises y marrones. Quería seguir correteando por el campo, disfrutar de los días de sol, de sus paseos con Qamar y sentir las caricias del viento en sus bigotes.

Tenía miedo de dormirse y que en sus sueños pudiera pedir ese deseo por lo que pasaba las noches casi en vela. Qamar vigilaba sus miedos y decidió que no podía seguir así. 

Una mañana, una de esas en la que Qamar se vestía sutil con los primeros rayos de sol, una de esas veces en las que se dejaba ver de día, decidió que había que poner manos a la obra.  Habló con Elio, el rey de la luz, para que le echará una mano. Debía retirarse un poco para que ella pudiera descender a la tierra.

—Necesito que te retires un poquito pues he de bajar para hablar con las flores de los deseos.

Y él, que la amaba hasta derretirse, no podía menos que concederle el favor.
Así, durante unos segundos, se retiró, y Qamar, vestida de azul, descendió. Caminó despacito para que con su vestido no asustara a los seres que paseaban a su alrededor. Caminó y caminó hasta hallar a las flores de los deseos, esas bolitas de algodón que a merced del viento o de los soplidos de los humanos o a la caricia de un bicho, echaban a volar sus semillitas y en ellas siempre un deseo, una ilusión, la imaginación sin límites...

Allí, junto a uno de los campos de amapolas, escuchó un rumor. Miró y vio a los dientes de león entretenidos en su cháchara. Unos aún eran amarillos. Otros ya estaban preparados para su empeño.

De la red

—Buenos días, leones... ¿Puedo hablar con vosotros?
—Hola, Qamar... ¿En qué podemos ayudarte?
—Necesito que me ayudéis a cumplir un deseo para un amigo mío.
—¿De qué se trata?

Y Qamar les contó lo que Ratón deseaba, la que era la ilusión de su vida, el desvelo de sus noches.

—No te preocupes, Qamar. Dile a tu amigo que venga y nosotros cumpliremos su deseo.
—¿De verdad?
—Por supuesto... Somos las flores de los deseos. No lo olvides. 
—De los sueños a realizar...
—De la magia...
—De la ilusión...

Y así, uno a uno, nombraron cada uno de sus tesoros. Tesoros que Qamar conocía perfectamente, pues ella era parte de ellos.

Elio acompañó a Qamar hasta la casa de Ratón que, adormilado, rondaba por ella.

—¿Ves, Elio? No duerme —le comentó Qamar con cierta preocupación.
—Esta noche dormirá acunado en los brazos de la luna —respondió Elio, sonriendo.
—¡Ratón..., Ratón! ¡Ratón!

Ratón pareció espabilar de pronto ante la efusión de las palabras de Qamar. Hasta se sobresaltó.
Además, la luna y el sol juntos... Y no había eclipse anunciado.

—¿Qué pasa, Qamar? ¡Elio!
—¡No te asustes! Te traemos muy buenas noticias.

Y mientras tomaban un té, Qamar le fue contando cómo iba a cumplir su deseo pero sin decirle todo, pues quería que fuera una sorpresa.

—Mañana, cuando Elio salga, debes ir hasta el campo de Amapolas que hay al borde del camino del Norte. ¿Sabes dónde te digo? —Ratón afirmó con la cabeza-. Allí te estarán esperando las flores de los deseos. Ella te dirán lo que debes hacer. Y esta noche debes dormir.

Pero esa noche, Ratón estaba tan nervioso que no pudo cerrar los ojos a pesar de los mimos de Qamar. Al despuntar el alba, Elio se aseguró de que Ratón llegaba hasta el lugar de encuentro.
Había gran algarabía. Los dientes de león estaban esperando. Había más de los que había la mañana anterior.

Ratón se vio aturullado ante semejante recibimiento. Hasta se emocionó un poquito. Y estaba muy nervioso.

"Ratón triguero". Obra de Marta de la Sota

—Ratón, tienes que cerrar los ojos y pedir un deseo... Y soplar, soplar, soplar muy fuerte.. Y no tengas miedo.

Ratón suspiró. Tomó aire y sopló con todas sus fuerzas... Tanto, tanto que empezó a no sentir el suelo bajo sus pies...

—¡Abre los ojos, Ratón! ¡Ábrelos! -Escuchó que le decía Qamar.

Al hacerlo se dio cuenta de que estaba volando. El corazón se le encogió de la impresión pero estaba en las buenas manos de Elio que lo llevaba de una de ellas... mientras el diente de león iba soltando sus semillitas lentamente para que el vuelo durará más tiempo.

Ratón no cabía de gozo. Estaba realmente emocionado y feliz... Feliz porque, por fin, volaba... Porque, por fin, su sueño se había hecho realidad, porque se había cumplido la mayor de sus ilusiones.

Ilustración de Aimee Stewart
¿Quién dijo que los sueños no se cumplen?

16 de mayo de 2016

Sinestesia

Del griego συν- [syn-], ‘junto’, y αἰσθησία [aisthesía], ‘sensación’. 

Es una facultad que tienen algunas personas para experimentar varias sensaciones o impresiones con sentidos diferentes a lo que lo haría una persona no sinestésica, es decir, en un mismo acto perceptivo. Sus enlaces sensoriales permanecen intactos ante distintos estímulos. Dura toda la vida. 

Oír colores, ver sonidos, saborear una textura, ver número al escuchar una palabra…, darle a esta un color… de forma involuntaria. 

Es una capacidad inherente a los bebés hasta eso de los cuatro meses pues su cerebro no ha especializado las diferentes áreas ante estímulos sensoriales, es decir, que las conexiones sinápticas entre las diferente áreas siguen unidas. De ahí que los bebés respondan igual a una luz brillante que a una canción. 

El Dr. G.T.L. Sachs fue el primer especialista en explicar las características de este fenómeno, en 1812. 

En literatura, es una figura retórica utilizada para mezclar diferentes sensaciones auditivas, gustativas, visuales y táctiles para asociarlas y expresar emociones de tristeza, alegría.... Estrechamente vinculada con la enálage y la metáfora. 

Baudelaire, Rimsky-Korsakov o Nabokov experimentaban cierta mezcla de sensaciones de los distintos sentidos.

El dulce verde  de sus ojos 
recordaba el rubor de las flores en primavera,
 como el níveo de sus tirabuzones o el calor de su mirada. 
Sin duda alguna era una tierna princesita.

Ilustración de Nicoletta Ceccoli
"Love will tear us apart"

13 de mayo de 2016

Lemnisco y Obelus

Del latín, lemniscus, y este del griego λημνίσκος lēmnískos. No confundir con lemniscata que eso es para el símbolo de infinito.
Cinta que en señal de recompensa honorífica acompañaba a las coronas y palmas de los atletas vencedores. 

También podéis encontrar lemnisco como un término médico en temas relacionados con el sistema nervioso central.

Otra forma de referirse al lemnisco es obelus, y no es más que el signo de la división. Pero si utilizamos este símbolo en una única línea vertical, entonces ya no es obelus sino solidus.
El término apareció en 1959 en el álgebra de Teutsche de Johann Rahn.

En otros países de Europa del norte se ha empleado de forma habitual para representar la sustracción.

No debemos equivocarnos e identificar obelus con óbelo, que es nuestro idioma no es el signo de dividir o de progresión aritmético, sino el símbolo de la cruz (también daga). En paleografía, se utilizaba para señalar pasajes en los manuscritos antiguos para señalar aquellos que se podían considerar falsos o corrompidos. Es una llamada de "nota".

Pero en realidad, esta diferencia no se tiene en cuenta. Hasta yo llego a dudar.

El término óbelo tiene su origen en el latín tardío, obĕlus, refiriéndose a “señal de anotación puesta al margen”, y este del griego, ὀβελός obelós, “palillo afilado, una estaca o un pilar acentuado”. 

Y de obelus, obelisco según la RAE. 
Y Obelix. . 


Obelus es un caracol loco, loco...
Y un loco, loco caracol es Lemnisco.
uno arriba y otro abajo,
vuela que te vuela,
caracol, col... col
y el horizonte siempre por destino.


De la red (apaño)

10 de mayo de 2016

Dysadia

Una palabra muy bonita y que usamos muy poco o nada.
Además, quién más o quién menos, la sufre si no a diario, muchísimas veces.
Algun@s podrían catalogarla de enfermedad crónica.

¿Qué es?

Ese estado en el que nos encontramos cuando por la mañana no hay forma de levantarse de la cama. Y por más que nos empeñamos, no hay forma de saltar de ella.


Zumbaba y revoloteaba la polilla.
Vuelta y vuelta y revuelta.
Y ella, la niña, con dysadia, la contemplaba sin rasmia.

Ilustración de Nicoletta Ceccoli

9 de mayo de 2016

Filtrum

También llamado surco subnasal o surco del filtrum o poción del amor.
Es esa pequeña depresión que tenemos debajo de la nariz, sobre la boca. Tiene dos crestitas ligeras en la piel que lo cierran. Tanto su tamaño como su longitud son variables aunque tiene forma de dos paralelas que parecieran querer juntarse bajo la nariz. 
Sirve para que tengamos un mayor movimiento de los labios. 

En los perros, por ejemplo, está en medio de la trufa, separando los dos orificios nasales para mantenerla húmeda.

Hay una bonita historia que se ha representado en diferentes culturas, que viene a decir algo así como que ese surco lo tenemos los humanos a modo de señal divina, de misterio, debido a que un ángel nos viene a visitar justo antes de nacer para acallar en nosotros todos los secretos del universo, de la vida y de la muerte. Esa marca sería la señal de su dedo silenciándonos. 

En realidad, si nos ponemos el dedo, este cabe perfectamente. 

Y según la mitología griega, este filtrum sería una de las partes más sensibles del cuerpo humano. De ahí, su nombre, ya que la palabra deriva del griego "philtron", que significa "amar" o "besar".

Ilustración de Nicoletta Ceccoli

8 de mayo de 2016

Mi muñequeta

Bonita, bonita es mi muñequeta,
dos coletas y una nariceta,
de largas pestañetas y linda boquita.
De luna nacarada es su carita
por dos puñados de rosetas arreboladeta.

Bonita, bonita es mi muñequeta
con largas calcetas y de rosa vestideta.

Bonita, bonita es mi muñequeta
llena de puntilletas.

Bonita, bonita es mi muñequeta
que sobre su faldeta cruza sus manetas
y en ellas, una ratoneta.

Bonita, bonita es mi muñequeta.


Le Jardin des Farfalous

6 de mayo de 2016

Mamihlapinatapai

Palabra del idioma yagán, ya en extinción, que hablaban los indígenas yámanas de Tierra del Fuego. 

En algunos idiomas existen palabras que solo pronunciarlas ya lo dicen todo. Este es el caso. No puede ser más conciso su significado. Vendría a ser algo así como esa mirada entre dos seres que lo sienten todo pero ninguno de los dos se atreve a dar el primer paso, esperando que sea el otro quien lo haga. 

Y así se pasa la vida: El uno por el otro y la casa sin barrer.

La palabra consta de un prefijo ma(m)- de corte reflexivo pasivo (marcado por la segunda m antes de una partícula iniciada por vocal); la raíz ihlapi, que significa "estar confundido sobre lo que hacer después"; seguida por el sufijo condicionante -n y por el sufijo -at(a), que implica "logro"; y coronada por -apai, que al ser compuesto con ma(m) adquiere un significado de reciprocidad.

Y te miro y me miras.
Me miras y te miro.
Tú, con tus ojitos de grandes pestañas.
Yo, con las ganitas de que te acerques.

Nicoletta Ceccoli

4 de mayo de 2016

Receta de abrazo de luna ratuna

De la red
Qamar lo observaba desde su cielo. Ratón paseaba disfrutando el paisaje. A veces, iba relajado. Otras, veloz como un rayo y tan sigiloso como una mota de polvo. 
Pero un día, así por cuestiones del azar o del destino,  se cruzaron sus miradas, ahí en Isla Imaginada.


De la red 
Él puso ojitos y sonrío. Qamar correspondió. Se hicieron un guiño y pensaron, por esos avatares de la vida, que tal vez podrían quedar para tomar una tacita de café o de té.


Y ese día llegó. Ambos pensaron en agasajar al otro de alguna manera. Hacer un presente. Y hallaron una receta magistral y especial, guardada en un libro mágico:


"Esta receta está especialmente indicada para el primer abrazo. Suele ocurrir que en Internet  conoces a alguna persona que te cae bien y un día acuerdas quedar.
Y, entonces, ¿qué haces? ¿Un saludo protocolario o un abrazo que se entienda bien?

Siempre una sonrisa por delante y un abrazo después... Tal vez hasta se tercie un beso. Pero eso ya es otra receta..."

De la red


Estaba, efectivamente, especialmente indicada para la ocasión y tenían los utensilios e ingredientes necesarios.

"Tarta de abrazo de luna ratuna"

·         Dificultad media.
·         Tiempo de preparación: Unos diez o doce pensamientos.

·         Utensilios:
  • Una gran caracola de mar
  • Un colador de alas de libélula (si es azul, mejor)
  • Un plato grande
  • Unas amplias sonrisas
  • Un par de corazones latiendo
  • Unos estupendos brazos
  • Unas miradas limpias
  • Una clepsidra
§  (El ratón y la luna estarán allí 
por si te hace falta una ayuda en un momento dado)

·         Ingredientes: 
  • 50 gramos de polvo de bigotes de ratón
  • 3 rayitos de luz de luna azul
  • Una pizquita de azafrán violeta
  • Un par de gotitas de rocío de la noche anterior.
  • Un poquito de ralladura de jengibre (que le da un toque dulce y ligeramente picante)
  • Unas virutas de estela de estrellas o de cometa (al gusto)
  • Un vasito de preticor recogido en la orilla del mar (aroma a tierra o arena mojada por la lluvia)
  • Unas briznas de viento del sur (que es lo que le dará esponjosidad y volumen)

En caso de no tener bigotes de ratón puede utilizarse otros bigotes o, en su caso, unas pequeñas bolitas de pelitos del bicho que tengas más a mano.
Admite cualquier variante de viento siempre y cuando sea suave.
Y te aseguro que esta receta es apta para cualquier ser.


·         Elaboración:

Verter en la caracola los rayitos de luna azul, las gotitas de rocío, la ralladura de jengibre, el vasito de preticor en el que se habrán disuelto, previamente, las virutas de estrellas o cometas. Remover bien y echar las briznas de viento del sur lentamente, moviendo con la mano de abajo hacia arriba, sin dejar de estar atentos.
Conseguida una crema homogénea, se añade la pizquita de azafrán violeta y se vuelve a remover. En la misma caracola, la dejaremos reposar  al sereno una noche de clepsidra.

Desmoldaremos y tendremos lista la tarta. Solo faltará esparcir por encima con las yemas de los dedos o con el colador el polvo de bigotes de ratón.


·         Emplatado

Se sirve con los ojos cerrados, dejando que los corazones latan y los cerúleos rayos lunares te envuelvan mientras aspiras el aroma del resto de ingredientes y tus brazos rodean al otro. 
Çualquier sitio es bueno pero busca uno bonito para hacerlo realidad.


Atención: El abrazo tiene que durar más de seis segundos. Y si repites es que la receta te ha salido estupenda. Además, si lo acompañas con una linda melodía como Claro de Luna ♫♪♫ y el mar de fondo...




Petricor

Es el olor que acompaña a la primera lluvia tras un período seco. El olor a tierra mojada. 

Deriva de la combinación de dos vocablos: "Petros", que significa piedra, e "ikhôr", palabra con la que se denominaba al líquido que fluía por las venas de los dioses en la mitología griega y que no era sangre. 


Si hay algo que me gusta es disfrutar juntos de la lluvia 
y ese olor a petricor, a tierra mojada, 
que todo lo envuelve, como este abrazo que nos une.

Obra de Christian Schloe

2 de mayo de 2016

Inextricable

Del latín inextricabĭlis con el prefijo –in (que da la idea de interior, de intenso).
Asunto, tema, situación… tan complejamente hilvanad@ que no es posible penetrar en ello. Intrincado, incomprensible, enrevesado, dificultoso… Tan enmarañado que no se puede desenredar.

En su cabeza mil tentáculos enmarañados unos con otros
donde el peine se convertía en un sinfín de dientes rotos
intentando hacerse paso en aquel nido de garzas.
Su cabello era una inextricable selva de serpientes doradas.

"Medusa" ilustración de Ilene Meyer

1 de mayo de 2016

Un gato con estrella

Gatón duerme de día y parrandea de noche. Cada una de ellas, después de su paseos por tejados, parques ajenos y una charla con sus gatunos amiguetes y de alguna que otra algarada, también, se sube al tejado de la casa donde vive.
Se sienta mirando a la luna, que para él no es  más que un gran ovillo de lana, y suspira. Siempre suspira. Mira alrededor de ella y busca estrellas.

De la red

Pero esa noche fue diferente...
Desde su atalaya observó algo sobre la hierba del jardín.  Algo que llamó poderosamente su atención. Abrió mucho sus ojos y estos brillaron como dos rayos de fuego en la oscuridad. Se inclinó ligeramente, acechante. Se acercó sigiloso...Y de un salto... ¡¡¡¡Zasss!!!! Se plantificó ante.... ¡¡¡Una estrella!!!!

- ¿Que eres tú? -preguntó, asombrado y con el pelo medio erizado.
- Soy una estrella fugaz... -dijo la estrellita con un hilito de voz, acongojadita.
- ¡Nunca ví una estrella fugaz pero mi dueña habla mucho de ellas! ¿Qué haces aquí?
- He caído del cielo... porque ya no brillo. Ya no soy bonita.
- Yo te veo muy bonita... -dijo Gatón en un tono muy seguro. -¿Te has hecho daño?
- No. ¿De verdad crees que soy bonita?
- ¡Por supuesto!  ¡Vuelve al cielo y seguirás brillando!
- Ya no puedo.
- ¿Por qué?
- Cuando dejamos de brillar, las estrellas caemos a la tierra....
- ¡Ahhhhh! Y, entonces, ¿es cuando se piden los deseos?
- ¿Qué deseos? -preguntó la estrellita algo confusa.
- Mi dueña dice que si ves una estrella fugaz has de pedir un deseo en silencio y se cumplirá...
- ¿Y se cumplen?
- Yo he visto algunas estrellas fugaces pero es la primera vez que tengo una en mi jardín. Y siempre quise una estrella... Y tú eres una estrella... -Eso hizo sonreír a la estrellita.- Si no puedes volver al cielo...
- No sé qué voy a hacer...
- ¡Déjame pensar!

De la red

De pronto, recordó que de su collar pendía un colgante. Las orejas se le pusieron tiesas y los ojos se le abrieron como platos.

- ¡Ya está! -exclamó.
- ¿Qué?
- ¿Ves la estrella que cuelga de mi cuello?
- Sí.
- ¿Puedes subirte a ella?
- Lo intentaré...
- Así podrás estar conmigo siempre -dijo tumbandose en el suelo, dejando que la estrella de su cuello quedará tan cerca de la estrellita que esta no tuviera problemas para subir.

Repentinamente, cuando la estrellita tocó el colgante de Gatón, ocurrió algo extraordinario, realmente mágico... Aquel trocito de metal tomó vida, tintineó e hizo que a Gatón se le erizara todo su pelaje, que notara como de su lomo nacían dos alitas. Empezó a sentir que se elevaba. ¡Estaba volando! Volaba muy, muy..., muy alto... dejando diminutos los tejados por los que se paseaba, el jardín donde había encontrado a su estrella...

- ¿Qué está pasando, Estrellita?
- ¡Estamos volando! ¡Nos vamos juntos al cielo... para siempre!

Y Gatón comprendió que los gatos también tienen su paraíso en el cielo.

Fragmento del óleo "Flying cat" de  Mariela Dimitrova

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De mis viajes en caracola...