28 de febrero de 2020

Rosalía de Castro

"[...] Soy libre, libre como los pájaros, como las brisas, como los árabes en el desierto y el pirata en el mar. Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento que se alza hasta el cielo, y desciende hasta la tierra, soberbio como Luzbel, y dulce como una esperanza. [...]
 Yo soy libre. Nada puede contener la marcha de mis pensamientos, y ellos son la ley que rige mi destino".

Rosalía de Castro 

Obra de Aurora Cascudo Román

Este lunes pasado se cumplió el 183 aniversario del nacimiento de tan magnífica literata que llevó a los altares la lengua gallega sin dejar de lado la castellana.
Su vida no fue fácil, ya desde su nacimiento. Nació en un  arrabal de la ciudad de Santiago, un 24 de febrero de 1837. Dicen que no pasó a la inclusa de entonces y que en su partida de nacimiento, sin numero por ello, aparece como de "padres incógnitos" Parece ser que su madre pertenecía a una familia noble venida a menos y que su padre era un sacerdote que, dada su condición, no pudo reconocer, ni legitimar a su hija, aunque sí se interesó por ella y encargó de su cuidado a sus hermanas.  Sí tuvo relación tanto con la madre como con el padre.

Fue una escritora pertinaz, constante, de fuerte carácter que le hizo enfrentarse a todos y a todo. Solo cabe resaltar su obra y fijarnos en sus textos para darnos cuenta de que son una especie de canto, una exaltación —triste y angustioso en algunas ocasiones y con un tinte de rebelión, de rabia —a la libertad de su pueblo y de la mujer (digamos que era una abanderada feminista) Y lo hizo con sus herramientas, con las que disponía: Sus letras.

Cantares gallegos (1863); Follas novas (1880); La hija del mar (1859); Lieders (1858), En las orillas del Sar (1884) y muchas más. Perdiéndonos todas aquellas otras que no han llegado a nuestros días dado que ordenó a sus hijos que a su muerte las quemarán.
Su madre murió en 1862 y le escribe un pequeño tomo de poesías, A mi madre, donde ensalza el dolor, la soledad y el vacío que la figura materna deja en ella y que le condiciona toda su vida.
Rosalía falleció en Padrón un 15 de julio.

Ilustración de Fernando Vicente Sánchez

Un paxariño canta,
un canta, cantan dous,
cantan un cento deles
da aurora ó resprandor,
 i o seu cantar alegre
desperta ó arredor,
canto, dormido ainda,
non ve a cara de Dios.
¡Ei!, camiñante, arriba,
mira que sai o sol,
 mira que as fontes brilan
i o vento rebuldón
ás portas vai chamando
de canto Dios criou.

"A voltá ó lar"
IV

23 de febrero de 2020

Viaje a Limbo Azul

O lo que vendría a ser el devaneo de una musa.

Fragmento de "La Dama de la Luna"
 María del Carmen Pérez, / 2018

Qamar es uno de esos seres que lleva a rajatabla lo de ser quien se es. Ni más ni menos. Por eso, durante un tiempo, pensó y pensó porque realmente se sentía agotada. Aquella semana brilló como nunca. Una maravillosa luna llena encandilaba desde el cielo.  Hasta Ratón, su eterno y querido amigo, suspiraba desde el alfeizar de la ventana. No sabía bien cómo decírselo por miedo a cómo se tomaría aquello que había decidido. 

—Ratón, necesito ausentarme unos días. Aprovecharé mi semana de retiro para hacer algo que tengo pensado desde hace muchos lustros. Espero poder acabar a tiempo pero si ves que tardo un poco más, no te preocupes.
—¿Y dónde vas, Lunita?
—No puedo decírtelo por ahora, Ratón, pero confía en mí.

Imagen de la red
Ratón se quedó suspirando y pensativo. ¿Qué sería lo que Qamar tenía entre manos para que él no pudiera saber nada? Pero ella había decidió que se echaría por encima el velo negro el último día de luna llena y partiría. Lo que no sabía es que tardaría un poco más y que en su ausencia ocurrirían algunas cosas que cambiarían todo su sentido.
Antes de partir, aprovechando la profundidad del sueño de su amigo, Qamar se acercó hasta la casa de Ratón, se asomó por la ventana y, traspasando el cristal, con sus rayos plateados arropó al pequeño roedor y le acarició la frente tan suavemente que no la percibió. No podía reprimir una sonrisa pero tampoco un atisbo de tristeza pues la separación era inminente y ninguno de los dos estaba preparado para que esta durara mucho tiempo.
Antes de abandonar la habitación, dejó sobre la mesita una nota:

«Me marcho a Musitarum, ya sabes, el lugar donde descansan las musas y se susurran las inspiraciones. Tengo que hablar con la diosa Musita y realizar una musitación junto a ella. No puedo contarte más por ahora. Espera a mi regreso, Ratón».

Y Qamar se marchó. Cuando Ratón despertó se sintió un poco más triste. Sabía que aquel viaje era importante para ella, que todas las lunas deben hacerlo al menos una vez en la vida pero nadie sabe dónde está exactamente. Solamente las musas. Ahora le tocaba a su Lunita. El Limbo Azul, en el país de la Fantasía, estuviese donde estuviese, era de vital trascendencia ya que durante él tomaría la inspiración necesaria que luego podría susurrar a los demás. Ratón no recordaba muy bien qué significaba cada cosa así que fue hasta su baúl donde guardaba todas aquellas que eran imperdibles. Rebuscó —cabe decir que es muy caótico este roedor pero en su caos tiene un orden realmente estudiado— y, por fin,  halló aquello que buscaba.

Era una especie de diccionario, pero no era un diccionario normal. Era un diccionario mágico pues las palabras en él registradas no existían en otra parte fuera del país de la Fantasía o tenían un significado diferente en el mundo de la Inspiración. Recordó entonces quién era la diosa Musita (diosa de la Musitación), dónde no estaba Musitarum o eso que llamaban el Limbo Azul, qué era una musitación (meditación musitada), un musitante (quien musita, quien susurra en los silencios y transmite el mensaje de las musas), un musitario (muestrario de musas o el lugar donde se conservan todas las musitaciones) y hasta un musital (recital de musitaciones). Y la cabeza le dio vueltas. Demasiadas cosas que asimilar con el estómago vacío. y quería quitarse la pena, y con pan las penas ya se sabe que pesan menos.

Empezó  a echar de menos a Qamar desde el primer momento pero se concedió aquella semana de luna nueva, cuando ella se cubría con el velo negro y desaparecía del cielo. Pero cuando a la octava noche no la vio, empezó a sentirse más triste y un poco más solo. Y así, noche tras noche, sin darse cuenta de que su bonito color azul se iba perdiendo. De modo que para solucionar ese problema de soledad y tristeza, se inventó un mundo mágico al que llamó Bosque Imaginado donde vivían seres muy especiales, curiosos y raros que compartían historias que el mismo imaginaba y que hacían que su tiempo fuera un poquito más ameno.

Sus amigos  lo notaban un poco despistado pero no le dieron mucha importancia.  Su trabajo en la imprenta le resultaba monótono.
Y así pasó un tiempo. Mucho tiempo. Cada noche miraba por la ventana a ver si por fin aparecía Qamar y una noche, mientras él dormía, entre las nubes, su Lunita se hizo hueco  y se coló por los resquicios de aquella ventana que nunca ajustaba del todo. Ratón dormía profundamente, ajeno a la presencia de su musa. Soñaba algo bonito en el que se veía con Qamar descubriendo el Limbo Azul, recogiendo cosas para su Bosque Imaginado.
Qamar lo vio distinto. Entonces se dio cuenta de cuánto tiempo habían permanecido separados. Ya no tenía aquel color azul que a ella le había parecido fascinante. Ahora era un poco más blanquito pero seguía teniendo aquella cara tan bonita, aquellos bigotillos tan inquietos.  Y seguía siendo su amigo.
Se quedó con él justo hasta el alba. Lo arropó y se marchó, dejándole sobre los pies de la cama un MUSITARIO donde se recogían todas aquellas palabras molonas que había ido esparciendo y todas aquellas otras que florecerían en un futuro y que tantas ideas proporcionaban a su amigo. Y como ella, desde sus alturas y aunque no se la vea conoce todo de los demás, se quedo tranquila porque sabía que su Ratón, pese a la ausencia, había encontrado una forma de mantener viva la inspiración. Sin duda alguna, Qamar seguía siendo parte de su numen. Palabra que salía en su Musitario de futuras palabras molonas.

Al caer la tarde, envuelta en sus velos azules y su carita de perla, regresaría para contarle todo su viaje y darle ese abrazo inmenso con el que Ratón se sentiría reconfortado —y ella, también—, porque un abrazo es algo que une a los corazones.

Obra de Tim Carton
El Musitario, este cuaderno lleno de palabras inspiradas, es un aporte conjunto con Ratón (Ratonet) que os invito a conocer si todavía no sabéis de él. Solo tenéis que picar en su nombre y para leer su versión sobre esta historia de dos, picad en la imagen superior.

Con tantos caminos abiertos a lo largo de esta historia, no os olvides de echarle un ojazo al Musitario.

20 de febrero de 2020

Michinos

20 de febrero de 2020
20 / 02 / 2020
 Día Internacional del  Gato. 

Habrá a quienes los gatos, por un motivo u otro, no sean de su agrado pero a mí me parecen fascinantes. Son como un misterio en sí mismos. Los perros me gustan, tampoco todos me entran por los ojos, igual que los gatos, y cada uno tiene su carácter al que hay que saber hacerse porque ya se sabe que uno no es dueño de su gato sino que su gato se piensa si el humano es digno de merecer su compañía y atención.

Os dejo una serie de gatos. Seguro que alguno os parece divertido.

Una curiosidad. Ya sabéis que igual que existe ahora día para todo, también un santo o santa  para cada cosa imaginable. La patrona de los gatos es santa Gertrudis de Nivelles (626-659). Se invoca a ella por el miedo a la invasión de ratones que tuvo lugar en los Países Bajos, Alsacia y Cataluña allá por el siglo XV. Se conmemora el 17 de marzo, así que no coincide con el día del gato que, por cierto, creo que hay dos días de celebración diferentes.

Fotografía de Lucy Reinolds

Maine Coon, los gatos más grandes del mundo.
Fotografía de Robert Sijka

Maine Coon / Robert Sijka

"La Reina de los Gatos" / Christina Hess

Obra de Tokuhiro Kawai

"Goldie" /  Melinda Copper

Napoleón / Eldar Zarikov

Eldear Zarikov

Y el lado salvaje:

Obra de Adrian Higgins

"Dandy Lion" / Adrian Higgins

19 de febrero de 2020

“La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad;
es creación y osadía”.
Eugène Ionesco

"Acrobacia de elefantes" / Chrisbenn

13 de febrero de 2020

Zurumbático

Esta sí que es una palabra molona. Sonora y muy llamativa.     
Viene del portugués, según apunta María Moliner, aragonesa concienzuda a más y no poder, "sorumbático", con el significado de "triste, sombrío, melancólico".
Curiosa la cosa porque mientras en ese idioma nos define un estado de ánimo, en el nuestro no es otra que un insulto o algo así de grado bajo pero elegante o culto aunque pequemos de ampulosos, ya que podemos usarlo para referirnos a alguien que es, o está, bobo, lerdo, papanatas, ganso, tontaina, sandio, babieca, majadero, alelado, aturdido, pasmado, confundido, ofuscado, zoquete, zopenco, mentecato, tonto, simple, aturullado o azorado…

Obra de Dorothea Tanning

5 de febrero de 2020

Los ramajes de doña Ursulina

Hay quien tiene serrín en la cabeza pero lo que tiene doña Ursulina en la suya es un hermoso campo arado en años. Años que le han permitido ver mucho, callar lo justo y saber más por eso su mente es un magnífico árbol lleno de saberes que cada noche procede a cuidarlo. Deja que se entibie su té con leche mientras apoya sus manos en el regazo y cierra los ojos para concentrarse. Poda las ramas innecesarias y protege las que debe conservar para luego obtener semillas que pueda plantar y compartir. Riega con sabiduría y hasta otro día.

(100 palabras)
Febrero

Ilustración de Franck Dion

"Escribir Jugando" es un reto mensual de escritura creativa en el me he embarcado. Lo organiza la escritora Lidia Castro Navas desde su blog y consiste en microrrelatos o poesías de no más de 100 palabras, basados en juegos de mesa partiendo de una carta propuesta y de un dado con una imagen que debe aparecer en el texto.

↓↓↓ Notas de interés a pie de página ↓↓↓

De mis viajes en caracola...