Un eco olvidado bajo siglos de silencio.
Su nombre borrado, su voz negada.
Pero al fin habló.
Y todo lo que el mundo quiso acallar… respondió con un temblor.
Hoy no hay silencio que no tiemble.
De las grietas del tiempo brotó una luz temblorosa, un hálito que despertó a los que dormían sin memoria. Los muros callados comenzaron a murmurar sus verdades, y en cada rincón, el viento habló de secretos antes lacrados.
Las almas abrieron sus alas como mariposas nocturnas al albor de una pequeña esperanza. Los pasos quedos, callados, golpearon el suelo como esquirlas de piedra. El aire se cargó de un suspiro antiguo, ancestral, perpetuo… como un susurro que rompía aquel hechizo venerado del olvido.
Entre sombras como velas titilantes, una figura emergió,
de la nada… o del todo,
portando en sus manos el eco de un pacto sellado.
Y ahí, entre la espesa penumbra, los muros se abrieron de lamentos. La figura, como humo de incienso, parecía ser testigo de una danza de tiempos que resonaban en la piel del aire, desvelando memorias que permanecían dormidas. Cada lamento, cada suspiro, era un puente entre lo que fue y lo que aún no se atrevía a nacer.
Aquella que surge de las sombras avanzaba sin tocar el suelo, dejando tras de sí un rastro de cenizas doradas, mientras el tiempo se deshacía en fragmentos de eternidad suspendida.
![]() |
| The ghost lady in the autumn grass / Imagen creada con Midjourney AI |
