Es en el umbral de la noche,
cuando el alba se retuerce,
que ella,
encadenada a su mágica maldición,
se eleva de entre la tierra.
Su voz, eco de muerte no vencida,
despierta los nombres olvidados.
No clama venganza,
sino justicia;
esa que ni vivos ni muertos osan ya pronunciar.
Y, entonces, solo entonces,
tan solo el silencio se atreve a mirarla.
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| Arte digital de Anna Dittman |
Poema seleccionado por Editorial Diversidad Literaria en el concurso «El umbral de las tinieblas» para su Antología Poética.
30/10/25

Enhorabuena por ese reconocimiento, un poema con tu impronta imborrable.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce mes.