¿Os acordáis, si no os lo recuerdo yo, que allá por la primavera el amor hacia de las suyas? Os subí unas fotos caseras sobre el amor entre una pareja de palomas. Hicieron nido en el árbol frente a la terraza pero los jardineros del Ayuntamiento pasaron unos días después y lo podaron, con lo cual, el nido desapareció y el par de huevos que tenía, también, pero no el amor entre ellos, y hoy os puedo mostrar que siguen en la terraza y que son tres aunque no he logrado dar con todos a la vez.
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Como dice mi madre, parece que Dios los ha venido a ver.
Y aquí, no sé si es la madre con el pichón, o está el padre con él.
Por las pintas, debe ser la madre. El pequeño incordiaba al adulto para que le diera de comer, supongo.
Y aquí, él o ella solito o solita, sin ningún miedo a la cercanía.
Es verdad que las pobres están muy mal vistas, que para muchos son como ratas con alas, pero a mí me gustan y no me hacen ningún mal, así que aquí las tenéis, las reinonas de la calle y de la terraza.
Que bonitas son, tuve hace muchos años una paloma torcaz, se cayó del nido y la criamos en casa, mejor dicho mi hermano la crió, como sería la unión de los dos que cuando venía de trabajar silbaba nada más entrar al portal y la paloma dejábamos la puerta abierta y bajaba a recibirle se posaba en su hombro y a casa , recuerdo de darle la comida siendo un bebe de mi boca y cuando la sacaba al parque la dejaba libre y siempre regresaba hasta ese día que se marchó y nunca más volvió , ese día las lágrimas de mi hermano fueron de tristeza absoluta.
ResponderEliminarComo bien dices son las reinas de las calles aunque se sabe que en manadas sus excrementos arruinan los tejados.
Bueno querida Mag , tus fotos son puro cariño hacia ella y como bien dice tu madre os vino a ver Dios ...
Un inmenso abrazo y un tarde de sábado divina.
Me gusta la historia que me cuentas pero, como es normal, con estos animales, llega un momento en que se van y muchas veces no volvemos a saber de ellas. En mi casa ha habido gatos, perros, ardillas, ranas, pájaros... y siempre hay alguna historia con ellos. Unas veces más triste que otras pero el tener este amor por los animales, creo que nos hace, no mejor personas porque eso no sería verdad, pero con otra sensibilidad.
EliminarUn beso enorme, Campi.
Mil gracias.
¡Qué historia real tan bonita, Mag! A mí las palomas de ciudad no me gustan mucho (no se ven tan sanas como las que fotografías) pero los pajarillos sí me parecen adorables.
ResponderEliminarUn besazo y espero pasarme mas a menudo por aquí :3
Estas son de ciudad, de ciudad pequeña, y bueno, estamos rodeados de campo, eso es verdad, pero ya no hay tantas palomas como había hace unos años, ni tantos gorriones, ni ruiseñores... Pero en algunas partes aún podemos disfrutar de ello.
EliminarVen cuando gustes y puedas, ya sabes que siempre vas a ser bien recibida.
Muchos besos.
Recuerdo la historia y me encanta conocer la continuación, mi querida Mag. Qué bonito es sentir la naturaleza a través de ellas, la vida sigue pese a todo y ... le pese a quien le pese, un parque lleno de palomas es una maravilla. Para mí tiene un significado muy especial... desde niña.
ResponderEliminarGracias por invitarnos :)
Mil besitos con mucho cariño para ti y muy feliz día ♥
Hola, Auro :-)
EliminarTodos tenemos historias, más o menos parecidas. Por suerte, tenemos algo que ahora muchos niños no tienen, y es una infancia rodeada de menos cosas pero de mucha naturaleza. Hemos jugado en la calle sin problemas, cuidado de algún animalillo, y, en fin, que eso todavía nos queda.
Mil gracias y un beso.
Ainssssssssss que bonita historia, Mag!
ResponderEliminarY no creas que luego se irán... Laura y Matteo unos cuantos años atrás (más de 6 años atrás), encontraron un pichón apenas nacido que se ve había caído del nido... la recogieron y hasta se la llevaron con ellos en su recorrido por Argentina... es el día de hoy que la paloma sigue yendo a la casa de mi suegra a comer y, si es alguien de la familia, se acerca y se posa en las manos...☺️
Besisssssssssssss hermosa!!!
No me extraña para nada esa historia, Almi. Las cosas son así. Son muchos los animales que no olvidan la mano que les cuidó en todos los sentidos y años tras año, temporada tras temporada, regresan como agradecimiento.
EliminarEstos van viniendo, no tanto como estos meses de atrás. Hace mucho calor también, pero sí, supongo que irán viniendo.
Besos para ti más :-)
Ciertamente no hacen ningún mal o nada mayor a lo que el mismo humano puede hacer al planeta, más aún si regalan momentos como los que nos muestras en tus fotografías. Aquí por casa también revolotean siempre, junto a otros pajarillos como colibríes, zorzales y gorriones. La naturaleza siempre es un regalo.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce fin de semana.
Sin duda alguna, Mi Estimado Dulce. A mí me encanta verlos incluso a esos que por las noches se posan cerca y están toda la noche cantando, o, también al persistente cri´-cri de las chicharras que ni duermen ni dejan dormir :-9
EliminarEs un regalo, si señor.
Muchos besos.
Ohh qué historia tan tierna! me ha encantado...
ResponderEliminarNo soy especialmente amiga de las palomas, pero en estos meses de confinamiento el resurgir de la naturaleza sin la intervención dañina de la mano del hombre, me ha hecho ver las cosas de una manera más global y generosa.
Me encantó toda la historia Mag! Y además,qué suerte poder tener una terraza,un espacio donde poder asomarte y tener plantas y "bichitos".
Besito!
Sí jajajaj y para este período de confinamiento un espacio así ha sido doble vida. No faltan los pájaros, ni las mariposas... y, por supuesto, las plantas, aunque este año no han dado muy buen resultado. Una primavera rara y un verano insoportablemente caluroso.
EliminarMuchísimas gracias, Luna.
Muchos besos.
Muy lindas fotos, en estos tiempos de pandemia la naturaleza ha recobrado un poco de territorio aunque no creo que sea por mucho tiempo desafortunadamente.
ResponderEliminarLindas las palomas, un abrazo amiga Mag no dejes de cuidarte mucho
Aquí en realidad creo que no han dejado de tomarse su tiempo y eso que no se lo han puesto fácil con una serie de podas y talas y alguna que otra actividad humana, pero siguen sabiendo cuál es su lugar y, de tanto en tanto, nos lo recuerdan.
ResponderEliminarSí, no dan de comer, pero a mí me agrada verlas cerca por muy ratas aladas que sean.
Un abrazo inmenso también para ti y nos cuidamos ambos que hemos de seguir caminando por estos mundos.
Besos, Jorge.