Se acerca Todos los Santos así que lo mío de hoy va de muertos. De muerto sin cuerpo presente. Curioso, ¿verdad? Hoy elijo una palabra de esas que pareciera tuvieras que empinarte para pronunciarla porque a mitad de ella es como si hubiera un escalón invisible.
Me refiero a Ca-ta-fal-co, una estructura que representa un sepulcro aunque no tiene por qué contener ataúd y difunto. En resumen, una tumba falsa que es lo que, etimológicamente, significa. Aunque tiene origen en el mundo romano, procede del griego —κατά (katá), "junto a"— incluso, aparentemente, etrusco; pasando por el latín vulgar catafalicum. Si a κατά añadimos fala, "andamio", ya tenemos el término aunque, así de pronto, con esto no nos hacemos mucho a la idea pero si un andamio es algo que está elevado... igual nos vamos acercando.
No es otra cosa que el aparataje que sostiene el féretro o el propio cadáver para exponerlo de forma sobria y/o portarlos hasta el lugar del sepelio o ceremonia conmemorativa.
Tan solo representa el cuerpo —o la vida—de un finado pero tiene un intenso simbolismo.
También los podéis ver en las iglesias y catedrales para que repose el cuerpo de los Cristos yacientes, vírgenes o santos. Por Todos los Santos suelen sacarse a la luz y exhibirse al público en general. —El de la catedral de Segovia es impresionante.
Uno de los catafalcos más importantes de la Historia es el de Miguel Ángel, que fue esculpido por sus discípulos y colocado en la Santa Croce de Florencia donde también está enterrado. Y el más utilizado —36 veces—, el de Abraham Lincoln, construido aprisa y corriendo con cuatro tablas de pino y un puñado de clavos. Se guarda en el Capitolio dentro de una urna. Lo único que se ha cambiado es la tela. Más presente podemos tener el de la reina Isabel II de Inglaterra que iba cubierto con el estandarte real y la corona encima. En este caso sí que se supone que había cuerpo y féretro.
Catafalco de Pio IX en la Capilla Sixtina / 1878 |
Podemos irnos a los túmulos funerarios —es sinónimo aunque se parecen lo mismo que un elefante y una hormiga—: Esas elevaciones en la tierra, de piedras y arena, que cubrían la sepultura. En algunos pueblos antiguos y no tanto, —¿habéis visto los cementerios musulmanes?—iban directamente sobre el cuerpo. Podían ser pequeños o bien, enormes, logrando convertirse en colinas artificiales que albergaban cámaras funerarias donde se enterraban los cuerpos con objetos personales. También se construían para animales como culto a la Naturaleza, a la diosa madre.. Hoy en día se conservan muchos y constituyen verdaderas joyas arqueológicas.
No debemos confundirlo con el castrum doloris —castillo de dolor— que es la estructura y toda la decoración que acompaña al catafalco para resaltar la importancia o relevancia del finado y en la que destacaban elaborados relieves, esculturas, cirios y candelabros, incensarios y símbolos cristianos así como otros fúnebres, tal que esqueletos, y también elementos que aludieran a las virtudes del fallecido como escudos de armas o epitafios. En algunas ocasiones se cubría con un dosel y se recubría con telas y cortinajes de colores de luto: negro, violeta y plateado o bien, con aquellos vinculados al cargo del difunto. Por ejemplo, el pontificio, el rojo para los Papas. Lo curioso de todo ello es que podían colocarse en diferentes lugares del territorio para honrar así al difunto.
Si os dais cuenta tiene cierta reminiscencia pagana.
Podría decirse que es la mejor manifestación del arte efímero. Hoy sería eso que se denomina arquitectura efímera, es decir, que dura el tiempo necesario para el hecho en cuestión pero que tienen un realismo embriagador. Se utilizaba antes, durante o tras la celebración de las exequias solemnes de alguien relevante para dar honor a su posición, generalmente reyes y familiares, papas y grandes dignatarios. Su suntuosidad no estaba al alcance del simple mortal. No permanecía en pie más de unas pocas semanas, de ahí que se tratara de una estructura ligera y maleable, de materiales baratos como la madera, el yeso o la cera —¿baratos?— y reutilizables para posteriores acontecimientos, incluso nada que ver con los religiosos o luctuosos.
Catafalco (parte central inferior) y castrum doloris en honor al duque de Brunswick-Luneburgo Celle / 1705 |
Aunque las primeras construcciones ya datan de la Antigüedad, no fue hasta la Italia del s. XV cuando se recuperó la costumbre aunque realmente obtuvieron relevancia, y elevadas a la categoría de arte en la época barroca, s. XVII. Su construcción se alargo hasta entrado el s. XIX.
En España todo empezó en 1558, con el funeral del emperador Carlos I de España y V de Alemania cuya momia ha tenido más aventuras que él en vida.
Conocía esta palabra, pero es de aquellas que suenan raras y no se quedan mucho en la memoria. Como siempre gracias por ilustarnos.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda.
Si nos damos cuenta la muerte tiene una importancia a nivel arquitectónico impresionante, pero también depende de quien sea el finado, a pesar de los tiempos seguimos igual, el pobre una tumba o un hoyo cualquiera, el noble una sepultura de magnitud bárbara así lo demuestra esta palabras que va trompicón Catafalco ...Mag, eres un artista , hoy la clase ha estado magistral ajaja, Mil gracias siempre es bueno saber las cosas y aprender. Un besazo , feliz tarde lluviosa al fin caen gotas ...
ResponderEliminarQué bueno, conocía la palabra, pero no todas las implicaciones ni lo del castrum. Es extraño, ¿verdad? La cantidad de esfuerzos, de dinero y de inventiva para intentar, de alguna forma, transcender a la muerte y, ya ves, por grande que sea el catafalco el olvido también les llegará.
ResponderEliminar¡Qué bueno! Muchísimas gracias por tu entrada. Besos cariño :D
ResponderEliminarCada día mas me sorprendes, con todo lo que cuentas, algo conozco...
ResponderEliminartengo una colección de estos temas, con fotos, escritos...curiosidades se llama en mi face.. y me suenan muchas cosas, otras no,
es una entrada muy trabajada, mi admiración ante todo preciosa.
Te dejo mil besitos con mi cariño que sientas y muy feliz finde.