Te decían ángel porque el mar te tintó el
cabello al viento de caracolas
pero eres riachuelo que aboca al inmenso
azul o al verde esmeralda.
Te tendieron un puente pero preferiste
zambullirte al fondo
y descubriste un corazón a su albedrío.
Solitario y contenido en apariencia,
construiste un sólido castillo y se cubrió
de corales
donde se hicieron hueco pececillos de
colores...
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"Peces", Alexander Paniagua de la Cruz |
Y eres niño al que todo ilusiona,
al que cosas convence poco...
Los corales viste crecer...
y los peces comenzaron una mostrarse
rebeldes, celosos...
y ese castillo infranqueable se hizo débil.
El más listo de tus peces
se coló por el agujero más grande.
De tu corazón hizo reino
y de ángel pasaste a duende...
Gentil, dulce, amoroso...
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Ilustración de Catrin welz-Stein |
Pero tu camino es largo y doloroso.
Arena es vaivén de olas y
en tu mar, secano.
Y miraste arriba...
La luna entre aguas,
lejana y silenciosa.
Y miraste a un lado… Y el castillo estaba conquistado.
El ángel alado, dispuesto y seguro..
Al otro miraste...
Huellas como las tuyas pisaron.
Oíste... Sentiste ...
Tu alma de miradas cerúleas y desbocados remolinos.
Y el pez... Chico... Grande... Solitario
se quedó.
Castillo, torreón... Algas... Sombras...
Pez grande... Vacío.
Pero el camino no se hace solo...
Anda aunque sea a pasos pausados...
Alegría... Amor... Amistad...
Y en tu largo camino hallarás errantes que
se unan a ti...
Vista larga a pasos cortos.
Y de ángel a duende... De duende, a lo más
grande.
Tú
Estrellas de mar, mariposas de agua...
Luciérnagas azules...
Y cada día será... el día más especial...
Y el pez en su gran castillo...
Y tú, libre en tus aguas y en tus sueños.
Porque la vida está hecha de desiertos y
oasis.
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Castillos de Nicolleta Ceccoli |