21 de septiembre de 2022

Garrampas, Ratón y el mar

Maggie Rudy

Ratón había apoyado la cabeza en la almohada. Empezó a soñar despierto. Imaginó un arrecife de mil corales y maravillosas aguas turquesas bajo un hermoso cielo estrellado. Podía escuchar cómo las olas cantaban acompasadas y ver cómo besaban la orilla pausadamente, arrastrando pequeñas caracolas que se adormecían a la luz de Qamar, arremolinándose en sus patitas. Suspiró mientras intentaba no dormirse. Pensó en Garrampas, su preciosa ratita, y una sonrisa se esbozó entorno a sus bigotillos. Su silueta pareció dibujarse cerca de las palmeras. Pensó que se iba a bañar en la calidez de aquellas aguas pero no, se dedicó a caminar. O, más bien, a bailar. Lo hacía contenta, entonando una simpática canción que era delicia para los oídos de Ratón. De pronto, ella se giró y sus miradas se encontraron. Sus bocas sonrieron y ambos salieron corriendo al encuentro del otro, fundiéndose en un dulce y denso abrazo. 

Un intenso olor a estofado se coló por su nariz. ¿Qué estaba pasando? Aquel aroma lo apartó de su ensoñación y le entraron unas tremendas ganas de comer. Intentó no sentirse dominado por aquella sensación. Quería seguir soñando con los ojos abiertos. ¡Imposible! El estómago era más fuerte que la cabeza. Se levantó casi de un salto de su cama, y al abrir la nevera vio todavía un trozo de la corona de mazapán. Sin etiqueta alguna, agarró un pedazo y se lo trapiñó como si no hubiera mañana. A la velocidad de un rayo regresó a la cama y se acurrucó entre las sábanas. Cerró los ojos y los apretó con fuerza, ansiando recuperar su sueño. Le habían dicho alguna vez que pensar mucho en algo podría favorecer que se llegara a hacer realidad y él lo deseaba con todas sus fuerzas. Pero sabía que tendría que hacer algo más que ponerse a soñar. En algún momento, se quedó dormido y su sueño del mar se disipó como la noche. 

La luna / Paula Belle Flores

Qamar, que de sueños cumplidos sabía tanto como de los incumplidos, citó a Ratón a la orilla de la laguna Aguaviva, en pleno corazón del Bosque Imaginado. La excusa era la despedida pues, como cada mes, ella se recluía para irse a otra parte del Universo y descansar. Ya se atisbaban sus velos negros, aquellos que la hacían invisible. A ambos les unía un vínculo muy especial, una pulsión entre el romanticismo y la admiración. Empezaron hablando de sus cosas pero Ratón parecía ausente, como que no terminaba de mostrar interés por hablar. Qamar sabía qué le ocurría. Entre sus pensamientos siempre rondaba, de algún modo, aquella ratona, bonita como ella sola. Guardó silencio y sonrió. También se había dado cuenta de que la sirena de la laguna, Atabalar, los observaba de entre las suaves ondulaciones que la brisa provocaba sobre el agua. Ella también conocía de amores raros, de amores curiosos, de amores callados y ocultos, de amores prohibidos pues estaba enamorada de un besugo, literal y no literalmente, que le hacía el mismo caso que una pared pero ahí andaba, suspirando en la esperanza. Nadó hasta Qamar y Ratón. Antes de tocar la orilla de la playa, hizo una serie de saltos para llamar su atención. Ratón reaccionó tres más allá y eso que las acrobacias de Atabalar eran realmente espectaculares. 

La sirena / Christian Schloe

—Bienvenida, Atabalar. ¿Cómo estás? —le dijo Qamar. 
—Bien. Os estaba mirando y creo que sé cómo podemos solucionar esta inopia de Ratón—sonrió. Ratón la observó entornando la mirada. 
—¿De qué hablas? ¡Yo no estoy en la inopia! —protestó. 
 —¡¡¡Nooooo!!! —exclamaron al unísono la luna y la sirena. 

Así que Atabalar les contó con todo lujo de detalles cómo era su vida en el mar antes de decidir vivir en la laguna del Bosque Imaginado. Lo contó tan bien que a Ratón le entraron ganas de conocerlo. Había viajado mucho por el mundo antes de instalarse en la ciudad pero siempre había sido lejos del mar, menos una vez que se embarcó mas lo pasó tan mal con los mareos que desembarcó a la primera ocasión que tuvo. No volvió más, pero Atabalar le había dado otra imagen. 

–Buena idea –dijo Qamar que también sabía de mar pese a no ser marinera–. Garrampas nunca ha visto el mar. ¿Por qué no la invitas? 

Y así fue cómo Ratón empezó de nuevo a soñar despierto. Se puso nervioso porque no sabía si su ratita le diría que sí. Pero, ¡oh, sorpresa! Dos días después de la charla recibió un mensaje a través del ordenador cuántico de Qamar. 

    «Mi querido, Ratón. 
   «Te escribo para saber cómo estás y contarte que yo estoy bien en el bosque aunque te extraño mucho y tengo ganas de verte. Aún queda mucho para la fiesta de otoño a pesar de que el verano se está acabando. Sé que siempre andas muy ocupado pero esta noche he soñado con el mar. ¿Sabes?, yo no conozco el mar y me gustaría verlo de verdad. Las postales que tengo son muy bonitas pero…».

No había dudas. Ambos habían tenido el mismo sueño aquella noche. Quizá la sirena les había inducido a ello con sus hipnóticos cantos o, tal vez, la magia de Qamar desde su refugio. 

    «…Ya sabes, Garrampitas, que siempre iré donde tú quieras». 

Decidido el viaje, comenzaron los preparativos. Parecía que el reloj no corría nada y que los días no pasaban. 
La maleta de Garrampas era el doble que la del ratoncito, pero a él no le importó. Preparó el coche para llevar todos los bártulos y emprendieron viaje. 

Fotografía de Ellen van Deelen

Con las indicaciones de la sirena caminaron seguros. Además, por el camino iban a encontrar amigos que les facilitarían el viaje. En un par de días llegaron a un bonito puerto donde el besugo no enamorado les aguardaba con una amiga muy particular que los llevaría hasta aquella maravillosa isla en forma de media luna. Ahí, un precioso bosque de palmeras marcaba la arena de una blanca playa a la que besaba un tranquilo mar de tonos azul turquesa. 

Playa de Montroing / 1916 / Juan Miró

No podría haber mejor entorno para lo que ocurriría después. La particular amiga del besugo se aseguró de que estaban bien y partió hacia alguna parte dejando ver su aleta cortando el mar. Al anochecer, después de cenar, acomodados cerca de la pequeña hoguera que Ratón había preparado, miraron hacia arriba, hacia el cielo, y vieron a Qamar, la lunita del Bosque Imaginado y la lunita del corazón de Ratón, que empezaba a vestirse con sus velos blancos y platas. Ahora sí que se sentían tranquilos. Y así se quedaron dormidos, bajo el auspicio de una luna naciente y de un amor floreciente. ¿Para qué más detalles? Ya se sabe: sonrisas, piel con piel y el tiempo como un reloj que se para… 

Fotografía de  Jessica Florence

Bueno, todo se hizo realidad salvo lo del estofado... La fresquera del coche no daba para tanto.


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Este nocuento (1132 palabras) parte como presentación a un reto  de escritura creativa organizado por Letrarium, plataforma de literatura para difusión de artes, letras y autores. Se parte de un ideario, un juego de dados formados por palabras encauzados desde diferentes temáticas para dar los primeros pasos imaginativos.

Lo hemos escrito entre Ratón-er (picando en su nombre, podéis leer la versión corta y la que se presentó por falta de tiempo) y yo. Un poco de aquí y un poco de allá. Si salimos elegidos, apareceremos en un libro.

Palabras empleadas según los dados.


8 comentarios:

  1. Vamos a donde hay que firmar para que se edite el cuento. Precioso ,me ha gustado no sabes cuanto , he viajado con ellos, he vivido sus aventuras y he amado a eso dos roedores ajjaj. Mag, no solo la sensualidad está en tus letras sino la magia de los sueños . Enhorabuena amiga y felicidades. segura estoy que algo bueno saldrá de vuestra aportación.Recibe un inmenso abrazo desde la magia de los sueños.

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  2. Que ternura de historia, el amor ya es un sueño y cuando se nos cumple, todo es perfecto. Espero que sea publicado, lo merece. Felicitaciones a los autores.

    Beso dulce Mi Estimada Magda.

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  3. Muchísimas gracias a ambos por dejarme bonitas palabras y, sobre todo, vuestra compañía.
    Besos enormes y un gran abrazo.

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  4. Me encantó, realmente pude imaginar cada escena, es muy tierna tu historia ojalá salga publicada, las imágenes con que la acompañaste me gustaron mucho también, saludos y mucha suerte, PATRICIA F.

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  5. Qué genialidad.
    De verdad.
    Mi aplauso para vosotros.

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  6. Toro, Patricia... Miles de gracias por tanto entusiasmo :-) Imagino que sonreís y eso... me encanta.
    Un beso enorme.

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  7. Antes que nada, os felicito a los dos y espero que sí, que se cumpla y este cuento salga elegido. Es muy bonito, tiene mucha magia. Cuando un sueño se desea muy fuerte puede llegar a cumplirse.

    Mil besitos con mi cariño y muy feliz noche, mi querida amiga ♥

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    Respuestas
    1. Mi querida Auro :-9 :-9 Mi alegría de saberte.
      Muchísimas gracias por tu felicitación y deseos. Lo hemos hecho con mucho cariño y la satisfacción de compartir letras es lo más maravilloso. ¿Qué puedes esperar de una luna y un ratón azules?
      Un beso enorme y todo mi cariño.

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