25 de diciembre de 2021

Ratón y la magia de la Navidad


Ratón había aprendido a amar la Navidad. Al principio no había sido fácil. Su familia estaba muy lejos y, aunque enseguida le habían acogido en el barrio como a uno más, se había sentido algo triste pero, ahora, era su época favorita del año, como le pasaba a Willson, el gato que odiaba la navidad y acabó adorándola. No sabía si era por los dulces que preparaba la señora Ramona, de piñones y nueces; esa bebida tan dulce que todos los años hacía Pirlas, el gato de la calle Pulguillas; las viandas tan ricas que surgían de todas partes y, sobre todo, seguro, la amistad y lo bien que lo pasaban todos juntos. Si  todo eso era el espíritu de la Navidad, estaba encantado de conocerlo.

Aquella mañana del día de Noche Buena había terminado de decorar su casa. Los pequeños Güiro y Timba no se habían perdido la ocasión y se habían plantado en su casa para ayudarle aunque, a veces, más que ayudar, desayudaban pero él lo pasaba bien y ellos le ponían a todo mucho interés. Había preparado un poco de chocolate caliente para desayunar pues la mañana era muy fría. La escarcha cubría todo el jardín y había hielo en las calles. Algunos carámbanos colgaban de los tejados y la fuente de Michu se había congelado. Lo más curioso es que las calabazas azules ahí estaban, tan ricamente lúcidas. Cuando las observaba, se preguntaba por aquellas mariposas de alas transparentes. No las había vuelto a ver pero no había olvidado la sensación percibida cuando aquella se apoyó en su nariz. Todavía sentía el hormigueo en su tripa.

Dibujo realizado por Maria Tiqwah

Entre todos los vecinos y amigos se habían repartido las diferentes tareas. Mientras unos se debían encargar de la comida y las bebidas, otros habían acondicionado el sótano corrido y recogido leña para poder estar calentitos aquella noche. Otros habían preparado largas mesas y las habían vestido con manteles de mil colores hechos a base de retales. Cientos de guirnaldas colgaban de un lado a otro. El calor de las chimeneas había hecho el lugar muy acogedor y las luces de los pequeños candiles creaban un ambiente relajado y mágico.

Faltaba poco para la cena. Ratón tocaba unas notas con su flauta. Aquella noche amenizaría la sobremesa junto a su pequeña banda. Guardaba el instrumento en su estuche y se acordó de Garrampas, su ratita bonita. No se verían hasta la cena de fin de año. Se sintió un poco apenado. 
Perdido en esos pensamientos no se dio cuenta de que la habitación se iluminaba por completo. Cuando reaccionó, pensó que era su lunita Qamar y sus rayos plateados pero no. Detrás de él, reflejado en el espejo, apareció un ratón blanco como la leche que le sonreía. Ratón se dio un susto de muerte. Se quedó petrificado e intentó gritar pero no le salió palabra alguna.

—No te asustes. No vengo a hacerte daño. Cálmate. —Aquella voz sonaba rotunda pero, al tiempo, como un susurro. Era dulce, armónica..., celestial.
—¿Eres un fantasma? ¡No creo en los fantasmas así que si lo eres ya puedes marcharte! —espetó Ratón. Si le hubieran preguntado qué había dicho, no hubiera sabido responder.
—¿Me ves pinta de fantasma? —preguntó el ratón blanco, mostrando la belleza de unas alas que agitó suavemente. Ratón sintió el aire como una caricia. No había visto más fantasma en su vida que el fanfarrón de Rodolfo, el gato que se creía aristócrata y que vivía en el chalet del final de la calle, y los que aparecían en los libros.


— ¡¿Un ángel?! —exclamó ante su asombro. Aquello no cabía en su cabeza—. ¿Existen los ángeles? —continuó, acercándose muy despacio para intentar  tocarlo. Tampoco había visto antes uno. El tintineo de una campanilla lo frenó.
—Existo, pero no me puedes tocar... porque solo existo en tu corazón, y en el fondo de tu alma.

Ratón no entendía aquellas palabras. ¿Qué quería decir el ángel ratón? Se produjo un profundo silencio que solo rompía el dulce tañido de la campana que el ángel sostenía entre sus manos. Qamar no le había explicado nada al respecto. ¿Qué estaba pasando? ¿Era el espíritu de la Navidad? ¿De eso se trataba? Y se acordó del cuento que había contado a Willson, Cuento de Navidad, de Dickens. El pobre Ratón llevaba un jaleo en la cabeza con los fantasmas y los ángeles que, por un momento, pensó que se hacía realidad el cuento y él era el infeliz Scrooge. El ratón blanco sonrió y aquella sonrisa hizo que Ratón se sintiera bien. Entonces comprendió lo que acababa de decirle el ángel. Su corazón estaba lleno de bondad y su alma era pura. Solo así podría ser que aquello estuviera sucediendo o que la magia de la Navidad en realidad sí existía.

—Cuida a tus amigos, a tu nueva familia. Ellos creen en ti como creen en la luz del amanecer o en la luna que ilumina la oscuridad de la noche. Sigue confiando en Qamar. Ella abraza al mundo desde que la luz se hizo en él con Elio. Cuida también todo cuanto te rodea pues formas parte de ello. Sé siempre bondadoso y justo. Procura el bien para los demás y tu alma será inmensa, Ratón. Lucha contra lo que creas injusto y no dejes de ser humilde y noble... —Y las palabras del ángel, que sonaban como una melodía, se fueron disipando como el aroma de las violetas en el campo hasta dejar de escucharlas.  También el ser desapareció. Sin embargo, Ratón percibía un terremoto en su pecho. Se llevó las manos ahí tratando de contenerlo. Le temblaban hasta los bigotes. Intentó calmarse pero no lo logró hasta que apareció Qamar. Ella simplemente lo abrazó con su haz azul y plata. Qamar era la luz en medio de la oscuridad, como decía el ángel, y su alma, estuviera donde estuviera, lo sabía.  La luna no es de queso como dicen los cuentos. La luna es única y está llena de magia. Como la Navidad.

—Ya sabes dónde vive la magia, mi querido Ratón. Dónde debes mirar para encontrar tu ángel...
—Dentro de mí.
—Así es. Y, ahora, debes irte a la cena. Tus amigos te esperan. Disfrútala.
—Gracias, lunita. ¿Sabes que te quiero mucho? —Qamar sonrió, asintió y le acarició entre las orejas con la punta de uno de sus rayos.

La habitación recuperó su luz normal. Ratón se abrigó y se puso alrededor del cuello la bonita bufanda que las arañas del bosque habían tejido con reflejos de luna azul para él.

Imagen de la red

18 comentarios:

  1. Creo que ratón es una persona muy afortunada, de ese tipo de fortunas que no consisten sólo en la suerte, sino de las que se trabajan cada día... mi magia creo que la perdí hace mucho tiempo, quizás nunca la tuve, pero no he dejado ni de buscarla ni de creer en ella ;)

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    1. Hola, Beauséant. No creo que perdieras la magia. Yo creo que la tienes pero no le das tanta importancia. Solo hay que ver tus escritos, tus fotografías... y percibir tu presencia. Además, mismamente dices que crees en ella. Ahí está.
      Un beso enorme y Feliz Año ya :-9

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  2. Allí es donde justamente se encuentra la magia, dentro de uno y no en otros sitios, ni menos en objetos. Y gracias a ti por aportar magia con tus cuentos y esa capacidad de hacernos parte del mundo que relatas.

    Beso dulce Mi Estimada Magda y dulce semana.

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    1. Muchísimas gracias a ti, Mi Estimado Dulce, por estar siempre presente en todas partes donde dejo mis huellas.
      Parte de esta magia sois vosotros, cada uno de vosotros.
      Un beso y a por el nuevo año.

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  3. Sé que la magia anida en cada uno de nosotros, pero déjame decirte que, cada vez que entro aquí es como una renovación de votos y sentirla más intensa. Las fotos muy bien elegidas para cada escena, mi querida Mag, tu cuento es precioso, mucho. Gracias por escribir tan bonito.

    Mil besitos llenos de cariño que te abracen ♥

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    1. Es muy bonito esto que dices, mi querida Auro. Somos todos magia y magos. No sé si apartes iguales pero sí muy parecidas. Lo cierto es que las imágenes me vinieron solas así que solo tuve que dejar que las letras aparecieran por arte de magia :-9
      Gracias a ti una vez más por acompañarme también.
      Un beso enorme y muy feliz año.

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  4. Todas las Navidades tengo algo de bajón... hay gente pa'tó.
    Pero cuando me dedicas un cuento se me pasan todos los males.
    Besitos 😘

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    1. En eso consiste la magia, Ratoner, en que siempre hay alguien que nos hace sonreír, nos piensa, nos abraza, nos recuerda... y si nosotros tomamos todo con una sonrisa y con cariño, nada puede fallar.
      Sin males :-9
      Un beso enorme.

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  5. Escribes de lujo.
    También te digo que si lo hubiera leído el 23 o el 24 por la mañana me hubiera emocionado.
    Hoy ya no es lo mismo...
    Estoy harto de la farsa navideña.

    Besos.

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    1. Lo escribí unos días antes de Navidad, Toro, pero lo deje para este día. Lo cierto es que salimos tan saturados y la realidad no da semejante bofetada que cuesta un poco encontrar el espíritu navideño o, mejor dicho, es espíritu de la vida.
      Muchísimas gracias por tus palabras, Toro, y bueno, ya iremos encontrando ese momento de emoción que nos inunda y que no siempre hay que mostrar que luego todo se sabe.
      Un beso enorme.

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  6. Muy bonito tu cuento. Es un cuento que desprende esa magia que, como bien dices, anida dentro de cada persona, porque cada persona tiene dentro ese niño que un día fue. Sólo hay que sacarlo a pasear y tu lo has hecho muy bien, con esos personajes y ese escenario que has creado acompañado, también, de los dibujos.
    Un beso enorme, Mag.

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    1. Aquí me vuelvo un poco ingenua, pinto el mundo de color azul, magnifico lo bueno, matizo lo menos bueno... aunque luego la realidad de la vida nos da otras lecciones pero los niños no deberían descubrir esa crudeza y creer, como deberían hacer los adultos, en la magia.
      Un beso también para ti, José.

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  7. Es un cuento de Navidad precioso, Mag. Y ese ratón-ángel dijo unas palabras muy sabias, que más vale aplicarse para el año que viene ;)
    Ah, ¿la Luna no es de queso, entonces? (en el colegio representamos en una obra de teatro ese cuento)
    Un besazo enorme y ¡Felices Fiestas y Año 2022!

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    1. No, la luna no es de queso pero puede ser de lo que tú quieras. Ella es así :-)
      Muchísimas gracias un año más, una noche más, un día más, Dafne.
      Un beso enorme.

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  8. Un fantasma ratón de las navidades presentes , que don las importantes.
    La luna no es de queso porque es de qamar, que casi de forma imperceptible lo ilumina todo, la noche buena y la ensoñación. El impacto sin duda habrá calado en Ratón que habrá aprendido la lección aunque por la pinta no parecía wie fuera a torcerse.
    Besoss Mag

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    1. Ratón va a su aire pero es tan bueno... que una se lo comería a besos :-9)
      ¿Te imaginas darte de bruces con tu propio "yo" interno? El que lo tiene bueno, bien pero el que tiene un ser oscuro debe ser tremenda la experiencia.
      Yo sigo encontrándome ángeles de momento. También, es cierto, me he topado con los demonios pero los manejo bien :-)
      Un beso enorme y a por un año más.

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  9. Que hermoso es el haber descubierto tu mezcla de Mujer/Niña o quizas... Niña/Mujer????
    Disfruto mi niño que ya se hizo mayor..
    Te invito Al Otro Lado De La Luna

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    1. Un tuareg como avatar. Siempre he sentido amor por el desierto, supongo que es mi alma mora.
      Y lo que más me gusta es que tu niño haya disfrutado pues de eso se trata este Universo Azul. Ya tienes tu caracola para cuando desees viajar por él :-9
      Un beso.

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Escribir desde el alma del niño que habita dentro nuestro es abrir las alas del adulto que somos.
Gracias por disponer de un ratito y pararte aquí.


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